«MINI PRODUCTORES»: LA COOPERATIVA ESCOLAR QUE NO PARA DE COSECHAR

20 julio 2016

(El Día) – Alumnos de 4º grado cultivan verduras y alimentan a su familia y a la comunidad educativa.

 

Preparan la tierra, siembran, curan las hortalizas con productos ecológicos, cosechan, preparan los productos frescos y elaboran envasados. Aprenden. Están en contacto con la tierra. Cuidan el ambiente. Y alimentan a sus familias y a la comunidad escolar.

En pleno Parque Pereyra Iraola, más precisamente en el Paraje Santa Rosa, funciona la Escuela Rural Primaria Nº 19, que a través de talleres relacionados con el campo encontró la forma de “educar desde la siembra”.

El establecimiento escolar implementó hace más de una década una cooperativa de trabajo llamada “Los tres gauchitos”, cuya huerta orgánica es “orgullo de toda la comunidad”, dicen en el Parque.

La escuela tiene una matrícula de casi 300 alumnos. Pero son los chicos de cuarto grado los responsables de esa actividad.

“Deben preparar la tierra, sembrar, realizar los riegos necesarios, y cosechar las verduras”, enumeran los docentes.

Una gran variedad

La docente que se encuentra a cargo del proyecto es la propia directora de la Escuela 19, Argentina Estela Ayala.

Comenta que “los productos que se siembran son de temporada. En este momento tenemos rúcula, ya aparecieron los brotes y están creciendo bien. También lechuga morada, lechuga capuchina, acelga, remolacha, brócoli, repollo blanco y colorado”, enumera.

Añade que también cuentan con “canteros sembrados con hierbas aromáticas, cebolla, cebollín, y mesas con lavanda, tomillo, orégano y otras tantas especies”.

Pero la labor, como se dijo, no finaliza allí. “(Los alumnos) también dedican un tiempo a la elaboración de conservas, tales como berenjenas, dulce de tomate, zapallo en almíbar, dulce de membrillo en pan y dulce de leche”, cuenta Argentina.

“Además, son los mismos chicos los encargados de realizar el envasado de los productos y los procesos de desesterilización y pasteurización”, resalta.

Alimentando a los suyos

Después de tanto trabajo, esfuerzo y dedicación, viene la recompensa que “para ellos no pasa solamente por abastecer a sus propias familias y a la comunidad educativa de productos nobles y libres de químicos, sino la posibilidad de poder reinvertir lo ganado para poder seguir expandiendo la huerta orgánica”, realzan en el corazón del Parque Pereyra.

Educación integral

“Trabajar de este modo favorece la educación en todo sentido. Ya sea a nivel social, a nivel económico, a nivel del compañerismo”, dice la maestra y directora.

“El vínculo que se genera es maravilloso -afirma-. Las familias, los chicos, nosotros, y todos los compañeros que tenemos, inclusive los auxiliares, todos tiran para el mismo lado. Y eso es algo que nos hace sentir muy pero muy bien”, puntualiza la docente.

La cooperativa escolar, al igual que tantas otras dentro de la provincia de Buenos Aires, brinda “las herramientas para que los chicos, en el futuro, puedan organizarse económicamente en un campo. No sólo por medio de la cosecha y la siembra: se apunta al crecimiento y a la independencia laboral”, apuntan desde la dirección general de Cultura y Educación bonaerense.

Las cooperativas escolares, además de “fomentar la cultura del trabajo como clave para la movilidad social, potencian valores como la solidaridad, el respeto y el hacer con otros”, destacan.

En territorio provincial existen unas 80 cooperativas escolares reconocidas por la Dirección de Escuelas, que se dedican a los más diversos proyectos, desde la elaboración de alimentos hasta la realización de artesanías.

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