LA COOPERATIVA DE UN PUEBLO QUE HARÁ 150 MIL TAPABOCAS POR DÍA

13 abril 2020

(La Voz) Está en Devoto, en el este cordobés. Era una fábrica de ropa que ser reinventó para esta demanda. Otros casos de pymes que atienden este rubro ante la emergencia.

Es una fábrica de ropa de trabajo y deportiva. Hoy, sin actividad, estaría cerrada. Pero, pandemia mediante, se reinventó como fábrica de barbijos y de cubrebocas.

Hoy producen unos 15 mil por día, del tipo tricapa, aptos para uso de personal en centros de salud. Pero la demanda por los más simples –en realidad llamados tapabocas y para uso más generalizado– los llevó a estar reformando sus matrices industriales para producir unas 150 mil unidades por día.

Devoto es una localidad del este cordobés. Allí funciona el Grupo Cooperativo Mutual Devoto, que desarrolla múltiples actividades productivas y de servicios. Es la principal empresa de la localidad, cercana a San Francisco. Uno de los emprendimientos es la Cooperativa de Trabajo El Progreso, que aglutina a su vez cuatro actividades: un hotel, un servicio gastronómico, una recuperadora de envases y una fábrica de ropa.

Esa última, llamada Sol Sport, donde trabajan 60 personas, es la que protagoniza esta historia.

“Cuando se paró la producción, resolvimos hacer barbijos para nosotros. Un día, desde la Municipalidad de Córdoba nos preguntaron si podíamos proveerles. Nació la fabricación en serie”, cuenta Domingo Benso, gerente del Grupo, que ocupa a más de 500 personas en forma directa.

Pronto se sumó el Gobierno de la Provincia. Y luego, el Colegio de Farmacéuticos, muchos municipios y empresas, y hasta el Gobierno de Tucumán. “Incluso hasta la Ciudad de Buenos Aires nos consultó, pero ya no pudimos porque pedían un millón, que nos era imposible abastecer”, revela Benso a La Voz.

La cooperativa lleva entregados más de 100 mil barbijos del tipo quirúrgico y más de cuatro mil batas y ambos para personal sanitario. Pero, con los tapabocas, en unos 10 días calculan estar produciendo más de cuatro millones de unidades por mes.

“Ya no damos abasto y subcontratamos 10 talleres familiares en Córdoba, uno en Unquillo, dos en Villa María y uno en San Luis; les damos la tela y el modelo”, apunta.

En Devoto, en San Francisco y en La Francia, sumaron también a más de 40 vecinos que por su cuenta hacen lo mismo desde sus hogares. Y generaron, por esa vía, una fuente de ingresos.

El barbijo quirúrgico es de uso sanitario, pero no el que la Provincia requiere hoy: sin costuras y de otro material. A los tricapa y con cobertura de polietileno, la cooperativa los cobra 42 pesos más IVA. Los simples (que el Ministerio de Salud recomienda llamar “tapabocas” para distinguirlos de los insumos médicos) cuestan $ 15.

“La demanda nos supera, aunque la aumentemos. Pero esto no está imaginado como negocio, sino para aportar. De paso, subsiste una fábrica que hoy estaría con nula actividad”, cierra Benso.

La fábrica de guantes de Río Tercero que ahora hace tapabocas

La pandemia paralizó cientos de actividades pero activó algunas pocas, muy puntuales, ligadas a su propia evolución. Así, hay empresas que se reciclaron para sobrevivir, adaptadas a la nueva demanda.

Guplastex, por caso, es una fábrica de guantes industriales en Río Tercero que lleva más de 50 años de actividad.

En marzo, con la cuarentena en marcha, la producción de guantes se les cayó a cero. “Teníamos que cerrar y parar todo. Ahí surgió, por idea de un tapicero amigo con el que nos asociamos, hacer barbijos aprovechando que teníamos maquinaria adaptable para eso. Y estamos sacando entre cuatro mil y cinco mil día”, relata Adrián Carrizo, de la familia dueña de Guplastex.

“Hasta los feriados trabajamos”, cuenta. La empresa tiene empleados. El mercado que abastecen es regional: farmacias y empresas de la zona. “A municipios o a la Provincia no les vendimos, aunque en los últimos días recibimos consultas”, acota Carrizo. Los tapabocas que hacen no son de uso médico, sino comunitario. “Usamos friselina de 80 gramos”, detalla.

El empresario Pyme relata que desde hace unos cinco años la producción de guantes venía en baja. “Este parate ya nos dejaba en la lona”, grafica.

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