La fuerza del movimiento cooperativo está dada por la responsabilidad que se genera entre sus miembros, pero es un problema que la economía mundial no reconozca «la clase de negocio al que nos dedicamos».
La queja es de la presidenta de la Alianza Cooperativa Internacional, Dame Pauline Green, quien con ocho años de experiencia en el cargo ambiciona convertir este modo organizativo empresarial en el modelo que guíe a las instituciones mundiales en su proceso de toma de decisiones políticas.
Aunque hay muchos casos exitosos de cooperativas que ocupan áreas desatendidas por otras partes de la economía, hay otras que continúan siendo marginadas y discriminadas en sus esfuerzos por reconfigurar la dirección de la política económica mundial, según Green.
También destacó que ni el Banco Mundial ni el «Business 20» (B20), que asesora al Grupo de los 20 países ricos y emergentes, tienen un economista experto en cooperativas en sus consejos directivos.
IPS dialogó con Green en el marco de la Cumbre Internacional de Cooperativas, que desde el lunes 8 y hasta este jueves 11 se celebra en la oriental ciudad canadiense de Quebec.
IPS: Las cooperativas están activas en todos los rincones del planeta, pero ¿en qué regiones necesita afianzarse el movimiento?
DPG: Hay una enorme cantidad de energía que necesita ingresar a los países protagonistas de la Primavera Árabe. Lo que queremos es comprometerlos a través de las redes sociales de Internet. Queremos atraerlos en el plano de la sociedad civil, en temas como las viviendas cooperativas, como las cooperativas profesionales.
Cuando esas personas salieron a las calles en la Primavera Árabe, no estaban buscando solo libertad política, sino también justicia económica.
Para 2050, en el mundo no tendremos suficiente tierra productiva para alimentar a toda la población, que se estima será de 9.000 millones de personas. De la tierra restante que está disponible para aumentar la producción, 73 u 80 por ciento se encuentra en África.
El asunto es cómo damos energías a los pequeños productores africanos, y cómo lo hacemos de tal manera que los beneficios vuelvan a manos de los agricultores.
Nuestro temor es que no ocurra nada, y que simplemente veamos a las multinacionales comprar todos los predios de los pequeños productores, y que estos reciban un impulso diminuto cuyo efecto durará poco tiempo.
IPS: ¿Cuáles son las prioridades clave de la Alianza Cooperativa Internacional?
DPG: Para nosotros, la clave radica en que la economía mundial no reconoce la clase de negocio al que nos dedicamos. Nuestra iniciativa para este año es intentar impactar la economía mundial. Mil millones de personas en todo el mundo no son idealistas soñadores, sino realistas.
Creemos que podemos abrir algunas de las puertas para nuestras empresas, pequeñas y grandes, y demostrar su valor a los gobiernos.
IPS: No todas las empresas son inmunes a la corrupción. ¿Tienen las cooperativas un enfoque único en materia de abordaje o de mitigación de este flagelo?
DPG: La fuerza del movimiento cooperativo está dada por la responsabilidad ante sus miembros, que son a la vez directivos y responsables de su andar.