Bajo el tema “Las empresas cooperativas ayudan a construir un mundo mejor”, el año 2012 fue proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas como Año Internacional de las Cooperativas, resaltando su contribución al desarrollo económico y social, así como su impacto en la reducción de la pobreza. En nuestro país, el día del amigo de este mismo año, el pujante movimiento cooperativista sumó a la Federación Argentina de Cooperativas de Trabajo de Tecnología, Innovación y Conocimiento (Fact-tic), una nueva organización que nuclea a 18 cooperativas y cuenta con alrededor de 250 socios, la cual tiene la particularidad de orientarse al sector más dinámico de la economía.
En una de las oficinas de la vieja casa de Villa Crespo que alberga a la Federación, Leandro Monk, socio fundador y actual síndico de esta organización, señala a Cash que “son muy bajas las experiencias de cooperativas tecnológicas a nivel mundial, y no tenemos conocimiento de que exista una federación que las agrupe, por lo que es altamente probable que ésta sea la primera experiencia en el mundo”. En efecto, el movimiento cooperativo tiene una larga trayectoria a nivel mundial, pero su inserción se dio fundamentalmente en el agro y las ramas tradicionales de la economía, muy alejadas de los nuevos desarrollos de la informática, que en el caso de Fact-tic incluye cooperativas de infraestructura, orientadas a bases de datos y servidores, de diseñadores industriales, y de desarrolladores de software, fundamentalmente de uso libre.
Monk explica que muchas de las nuevas cooperativas argentinas han nacido al calor de la crisis, sea como fábricas recuperadas o bien para gestionar los planes sociales de trabajo, pero es raro encontrarlas en el ámbito de la informática, ya que “éste es un sector en el que hay pleno empleo, lo cual dificulta la formación de estas organizaciones, aunque ésa es también una ventaja, porque quienes se integran a las cooperativas no lo hacen por necesidad sino por una cuestión ideológica y por convicción, con lo que están muy comprometidos con todo el proceso”, puntualiza. En este sentido, José Masson, otro de los socios fundadores de la Federación, destaca en diálogo con Cash que “gran parte de los que estamos en las cooperativas trabajamos durante muchos años en relación de dependencia o teniendo nuestra propia empresa, y ninguna de las dos puntas nos era interesante, ya que en una eras empleado y en la otra se terminaban reproduciendo con los trabajadores muchas de las cosas que se denostaban, por lo que esta ‘tercera posición’ de la cooperativa nos resulta óptima”.
Uno de los principales impulsos para formar la Federación fue responder a la demanda del mercado, que en muchas oportunidades necesita de trabajos a gran escala, los cuales sólo pueden ser brindados por las grandes compañías. Pero, además, la Federación trabaja sobre otros ejes igualmente importantes, como la capacitación interna para que los socios puedan compartir sus diversos conocimientos y actualizarse de forma permanente; trabajar junto a la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo con el fin de que el Gobierno reconozca su categoría específica (hasta el momento deben desempeñarse como autónomos monotributistas); y lograr que el Estado les otorgue los mismos beneficios que a las empresas privadas, pues las áreas públicas de legales están basadas en la ley de sociedades comerciales. Esta ley no contempla a estos movimientos, por lo que no pueden acceder a beneficios como regímenes de promoción industriales ni pueden beneficiarse con leyes como la del software, que contempla exenciones de los aportes patronales o en el impuesto a las ganancias, cuestiones que no pertenecen al ámbito cooperativo.
Monk y Masson mencionan que, en pocos meses de trabajo, han podido desplegar una gran cantidad de iniciativas, las cuales confían en que se materializarán en el próximo año. Por el momento, afirman estar muy conformes con haber podido formar la Federación, que, al igual que las organizaciones de su tipo, se rige en base a una asamblea anual en la que todos los cooperativistas designan por votación un consejo administrador, el cual se encarga de gestionar la entidad durante un año. “Estamos dando los primeros pasos –apunta Monk–, pero creo firmemente en el futuro de esta Federación, porque además es como una lógica derivación de este fenómeno político que se está viviendo en nuestro país y gran parte de América latina desde hace unos años.”