Por Ariel Guarco, presidente de Fedecoba.
(Identidad Cooperativa, N°75, octubre de 2012) – El Año Internacional de las Cooperativas está próximo a concluir. Vale la pena entonces tomarse un tiempo para reflexionar sobre la importancia de este significativo hecho y sobre cuál debe ser nuestro principal desafío a futuro.
En este sentido, si nos alcanza con haber vivido un año de intensa actividad y visibilizacion del sector; entonces no debemos hacer nada. Si por el contrario, sentimos que este año la sociedad entera nos ha dado la oportunidad de demostrar que el cooperativismo es un movimiento que en nuestro país reúne a 10 millones de personas, que tiene profundas raíces democráticas y está fuertemente arraigado en todo el territorio. Que está formado por empresas con más de 100 años de presencia en el país con probada experiencia y en condiciones de competir en el mercado y hacerlo mejor que las empresas que solo buscan el lucro individual. Que no somos la ambulancia que recoge los heridos que dejan los modelos económicos concentrados, sino que somos una alternativa diferente, y finalmente, que somos capaces de disputar espacio de poder, entonces tenemos mucha tarea por delante.
En primer lugar debemos dejar de contarnos la película entre nosotros. Es decir debemos convencer al resto de las personas acerca de las ventajas que presenta esta forma de pensar el desarrollo en conjunto de la sociedad, teniendo como norte los principios y valores que nos rigen. Hoy de las casi 110 federaciones que están asociadas a una Confederación, solo veinte tienen pagina Web, y solo seis de estas tienen un departamento de Prensa. ¿Cómo podemos hacernos más visibles sino contamos con una estructura organizada que nos permita contarles a nuestros asociados en primer lugar, pero al resto de la sociedad en particular, lo que hacemos, lo que somos, lo que representamos…?
En segundo lugar debemos consolidar nuestras empresas cooperativas. Es imprescindible entender la importancia que tienen los órganos de gobierno de las cooperativas. La Asamblea General, como máxima autoridad, debe congregar a una multitud de asociados cada año, que respalden la gestión realizada por el Consejo de Administracion, así como los proyectos que se presentan para el futuro. Los Consejos Directivos deben profesionalizarse, estar integrados por consejeros que asuman la responsabilidad plena que les significa la función, y se capaciten en relación a la actividad especifica que desarrollan las cooperativas. Igualmente, los funcionarios de mayor rango, deben educarse y capacitarse en los principios y valores cooperativos que nos guían. Si no, es muy difícil que dirigentes y funcionarios puedan entenderse, porque estarán hablando idiomas diferentes.
En tercer lugar, hay que trabajar para profundizar los canales de integración. En la actualidad de las casi 20.000 cooperativas que existen solo 3.000 están asociadas a una entidad de grado superior. Si somos como decimos, un sector que pone foco en el desarrollo en conjunto de las personas, pero nos movemos en forma aislada, estamos haciendo algo mal. Nuestro desafío está en lograr esa verdadera integración que nos haga sentirnos un todo, que nos permita crear redes sólidas a través de las cuales podamos realizar emprendimientos, proyectos en común, generando verdaderos polos de desarrollo cooperativo en los lugares donde una o más cooperativas, de igual o diferente especialización, estén presentes.
Por último, debemos prestar especial importancia a la educación y capacitación cooperativa. En este sentido debemos trabajar sin descanso hasta lograr la implementación del artículo 90 de la Ley Nacional de Educación. Asimismo debemos profundizar la capacitación de los dirigentes que ya tienen compromisos de conducción asumidos, pero fundamentalmente en quienes serán los dirigentes del futuro. De esta forma no solo estaremos asegurando la continuidad del movimiento sino que al invitar a los jóvenes a participar y al ofrecerles la necesaria capacitación, estaremos sentando las bases para un recambio dirigencial consensuado y pacifico, que sea una transición que articule entre la experiencia de dirigentes con probada trayectoria y años de gestión y dirigentes jóvenes, con empuje y nuevas ideas.
Si somos capaces de enfrentar estos desafíos y otros que seguramente se escapan a este breve análisis, estoy seguro que seremos capaces de estar a la altura de las expectativas que el resto de la sociedad ha depositado en nosotros.
Un fuerte abrazo cooperativo