Cuando se trata de debates ambientalistas, Yolanda Kakabadse es una figura clave. Es que esta ecuatoriana, actual presidente del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), está ligada al cuidado del medioambiente desde hace más de 30 años, tanto en el ámbito del tercer sector como en el público, ya que fue ministra de Ambiente en su país entre 1998 y 2000.
De visita en Argentina invitada la Fundación Vida Silvestre Argentina, Kakabadse no duda a la hora de señalar el mayor problema de la región en materia ecológica: «El tema del agua es el principal desafío ambiental de América Latina, ya que en toda nuestra región las corrientes de agua han sido usadas como basurales, como lugares de desecho de la industria, de los centros urbanos, y la calidad de vida de la población se relaciona con la salud de ese recurso», explica.
Su uso descontrolado es otro factor que pone en peligro la disponibilidad del agua, «el abuso en la forma de utilizarla nos indica que en algún momento dejará de ser un recurso en la sociedad. Estamos acabando con el abastecimiento y no hay muchas opciones, puedes desalinizar el agua del mar, pero ¿cómo haces para proveerla a Salta o a Córdoba? Sería una locura».
Para Kakabadse, la indiferencia que la mayoría de los partidos políticos muestra en relación al cuidado del medio ambiente radica en dos razones: «La primera es que los ambientalistas no hemos vinculado lo suficiente el mensaje ambiental con la calidad de vida, en algunas partes todavía se nos ve como un grupo aislado de la sociedad que no se ha integrado al debate del desarrollo. Por otra lado, el camino de la sustentabilidad obliga a hacer cambios y éstos no son siempre fáciles, además implica tomar decisiones y enfrentarse a intereses de todo tipo». La sociedad también tiene su cuota de culpa, ya que «no siempre pone sobre la mesa los temas para que se conviertan en agenda de los gobernantes», señala. Sin embargo, los políticos deberían prestar atención al asunto porque para la experta «más del 70% de los conflictos mundiales son de origen socioambiental».
Otro asunto fundamental es la creación de áreas protegidas, debido a que son una herramienta clave para garantizar la conservación de las especies de la flora y la fauna. En Argentina, el 80% del territorio se encuentra en manos privadas, por eso es vital involucrar a los propietarios de estas tierras. La experta advierte que «por más financiamiento que se ponga en mantener un área de conservación, los números nunca van a ser iguales a los de la actividad extractiva. El tema es apostar por lo inmediato o lo mediato, la minería o el petróleo me van a dar una renta enorme por los próximos 20 años, mientras la conservación me va a dar una renta enorme por 10.000 años. Una zona afectada por la actividad extractiva deja de ser un bien común para siempre».