El programa con formato de libre “Letras Viajeras” fue encargado a la cooperativa Gcoop por el Instituto Cultura de la Provincia de Buenos Aires en el marco de un plan de incentivo de lectura y se encuentra actualmente en la fase piloto de implementación.
“Lo desarrollamos con la Dirección Provincial de Bibliotecas y ahora lo están testeando en cinco colectivos pero la idea es que en una primera etapa se inicie con 50”, explicó Leandro Monk, presidente de Gcoop.
Inicialmente, el servicio de biblioteca on-line estará operativo en micros que cubran los trayectos La Plata-Mar del Plata y La Plata-Necochea, durante los cuales los usuarios tendrán disponibles unos 300 libros digitales descargables desde sus teléfonos celulares, tablets o computadoras.
Para ello, los pasajeros tendrán que conectar sus dispositivos a la red “Wi-Fi Letras Viajeras BA” creada para la ocasión.
“Desarrollamos un sistema que va dentro de un access point wi-fi, que es dispositivo chiquito, de 5 x 5 centímetros, con una entrada USB. Ese sistema ahora está disponible, liberado, lo puede usar tanto la Dirección de Bibliotecas de la provincia como la dirección Cultura de Nación, como un bar, un museo o cualquiera que compre el aparatito y baje el software”, explicó.
Monk es además presidente de de la Federación Argentina de Cooperativas de Trabajo de Tecnología, Innovación y conocimiento (Facttic) -que nuclea a 22 cooperativas de trabajo tecnológicas- y un activista en favor del software y el conocimiento libre.
“Este es el tipo de proyecto que más nos interesan porque más allá de la cuestión laboral, difunden una serie de visiones que compartimos plenamente. Sobre todo que no podemos seguir pensando el mundo de la información, el conocimiento y la comunicación con la lógica de la escasez que se aplica al mundo de lo tangible”, dijo.
“Además, en el mundo de lo digital, la única garantía de que las cosas no se pierdan es que se copien mucho. ¿Cómo hacemos para conservar la memoria digital de los pueblos si los tratamos como un bien escaso? Está demostrado que la lógica de la abundancia genera oportunidades de trabajo y es mentira que se mata la industria de algo, sino que se reconvierte”, reivindicó.
En el caso del simulador de vuelo creado por la pyme “Oro Verde Digital” de Entre Ríos, el proyecto no sólo implicó el desarrollo de un software de formato libre sino también de hardware del mismo tipo, con lo cual cualquiera puede descargarse no sólo el programa sino también los planos para confeccionar las plaquetas electrónicas para la radio que forman parte del equipo.
“Tenés el plano del hardware con todos los componentes con sus nombres y características, de modo que me puedo bajar el plano, hacer la plaqueta y utilizarla en las mismas condiciones de una comprada hecha, con lo que estoy evitando todo lo que es importaciones”, explicó Néstor Ferrarotti, uno de los socios.
Y el primer entrenador de vuelo terrestre desarrollado con software libre al que denominaron “Guaraní”, ya fue homologado por la Asociación Nacional de Aviación Civil (ANAC), lo que implica que puede ser usado por cualquier piloto para sumar horas a su libro de vuelo.
Para Ferrarotti, la principal ventaja del software y hardware libre es la reducción drástica de los costos.
“Podríamos haber usado un software privativo para hacer lo mismo, pero haciéndolo con software libre estamos bajando entre 20.000 y 25.000 pesos el costo del simulador en sí. Estamos hablando de 40.000 dólares un simulador privativo contra 45.000 pesos este simulador”, dijo.
Los proyectos de software libre “Letras Viajeras” y “Guaraní”, fueron expuestos en el marco de la IV Conferencia de Software Libre (CISL 2013), que se realizó la semana pasada en Buenos Aires.
“El modelo de Software Libre es socialmente justo, económicamente viable y tecnológicamente sustentable, porque no está sujeto a la caducidad de una licencia y a las leyes de copyright», aseguró Jorge Cabeza, titular de CISL Argentina.
«Y si 20 años atrás era un territorio reservado a los iniciados, hoy todo eso ha cambiado. Además, el Linux es mucho más robusto, seguro, confiable que cualquier sistema propietario; no por nada las 500 supercomputadoras que existen en el mundo lo usan”, remarcó.
El software libre es aquel que, una vez obtenido, puede ser usado, copiado, estudiado, modificado, y redistribuido libremente de varias formas.
Y si bien los programadores cobran por sus servicios al cliente que les solicitó el desarrollo de un software, éste luego es “liberado” lo que implica cuatro libertades esenciales para sus usuarios: la de ejecutar el programa para cualquier propósito, la de estudiar cómo funciona el programa y cambiarlo según las necesidades, la de redistribuir copias, y la de distribuir copias de sus versiones modificadas a terceros.