El satélite ARSAT-1 ya llegó a la órbita geoestacionaria final a 35.736 kilómetros de la tierra. A partir de ahora, el satélite construido íntegramente en el país se moverá en el mismo sentido y a igual velocidad que la Tierra, cubriendo así constantemente con su huella todo el territorio nacional, así como también los países limítrofes.

Los siguientes pasos en el espacio, que estarán a cargo exclusivamente de la Base Terrena Benavídez, incluyen la apertura completa de los paneles solares y el despliegue de la antena reflectora con la que se brindarán los servicios.

El presidente de ARSAT, Matías Bianchi, destacó que también es la primera vez que un país latinoamericano dirige las operaciones para poner en órbita un satélite geoestacionario. «Nos hemos preparado mucho para esto y estamos muy conformes con los logros obtenidos hasta el momento».

Cinco minutos duró la quinta y última maniobra de apogeo del ARSAT-1 antes de llegar a su posición orbital final. Con ese nombre se conoce a los ajustes de dirección que permitieron llevar al satélite desde la órbita baja elíptica en la que quedó después del lanzamiento (a 250 km de la Tierra) hasta la órbita geoestacionaria (a casi 36 mil km).

Un día antes, el sábado, la cuarta maniobra había tomado tres minutos, pero las tres anteriores habían sido más largas. La primera, que contemplaba el encendido del motor de apogeo del ARSAT-1 y que se realizó a dos días del lanzamiento, duró casi una hora. La precisión de cada uno de los movimientos intermedios facilitó que el trabajo final sea menor.

La etapa de maniobras, en las que se consumió el 80% del combustible que cargaba el satélite, finalizó con la adquisición por el ARSAT-1 de la órbita geoestacionaria. Ahora la estación terrena de Benavidez pasó a ser el único telepuerto controlante del satélite. «Con las operaciones del día de hoy culminamos una etapa más del gran desafío de tener un satélite argentino brindando servicios de telecomunicaciones al país», finalizó Bianchi. «