(El Cronista) – Con biogas y biomasa esperan obtener U$S 160 millones.
La avalancha de ofertas que recibió el Ministerio de Energía en la primera licitación de energías renovables lanzada a fines de julio (6000 Mw ofertados, para un cupo de 1000 Mw fijado inicialmente), se concentró principalmente en eólica y solar, mientras que los proyectos de biogás y biomasa no alcanzaron a cubrir el cupo. Sin embargo, estas fuentes energéticas limpias tienen un enorme potencial, especialmente en el sector de la agroindustria, ya que permiten reconvertir los residuos orgánicos en energía para el autoconsumo, y en muchos casos también volcarla a la red y generar ingresos adicionales.
Según datos preliminares del programa RenovAr, de los 65 Mw licitados para biomasa, se presentaron proyectos por 44.6 Mw; y de los 15 Mw para biogás, sólo hubo ofertas por 8.4 Mw. Empresarios y analistas del sector consideran que el escaso interés de los inversores tuvo que ver con «condiciones del pliego licitatorio que no contemplaron las particularidades de este tipo de proyectos, que son generalmente de baja escala, y tienen un plazo de amortización más largo que las inversiones en otro tipo de energías renovables».
Es por esto que «se está evaluando modificar las condiciones de los pliegos para la próxima licitación de RenovAr, o bien lanzar una compulsa pública específica para este tipo de proyectos», señaló a El Cronista Néstor Roulet, secretario de Agregado de Valor del Ministerio de Agroindustria. «Es algo que se está evaluando, todavía no tenemos los plazos ni las condiciones», señaló por su parte un vocero de la cartera energética. La generación de este tipo de energías tiene un costo de aproximadamente u$s 2 millones por cada Mw (megawatt) instalado, por lo que, de cubrirse el cupo de 80 megas ya licitado, se generarían inversiones por u$s 160 millones. Se trata, en primer lugar, de dos formas de aprovechamiento de la materia orgánica, con tecnologías bien diferentes. En el caso de biomasa, se utilizan residuos orgánicos, restos de poda, desechos de cultivos, entre otros, para generar calor y electricidad a partir de su combustión. El biogás, en cambio, requiere para su obtención la construcción de un biodigestor, donde el material orgánico es fermentado en un medio anaeróbico (sin oxígeno), y así se obtiene gas, y otros subproductos como fertilizantes y abono. De acuerdo a un relevamiento del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), en la Argentina hay más de 100 empresas que utilizan plantas biodigestoras para el tratamiento de efluentes, pero sólo un 15% de ellas aprovecha el biogás que genera. La energía desperdiciada equivale a 23,8 Kw/h de electricidad, o 26,8 Kw/h térmicos, lo que alcanzaría para abastecer el funcionamiento de 10 industrias medianas, según cálculos del INTI.
«Hay múltiples ejemplos a lo largo del país, de empresas que podrían transformar sus residuos en energía. Muchas no lo hacen por una cuestión de costos, y otras sólo lo utilizan para autoconsumo, sin volcarlo a la red, por falta de incentivos específicos», señaló Roulet. El aprovechamiento energético del biogás también permitiría reducir la dependencia del gasoil importado.
El programa Probiomasa, de los ministerios de Agroindustria y Energía, con apoyo de la FAO, impulsa la generación de energía eléctrica y térmica a partir de biogás y biomasa en establecimientos agroindustriales. Los municipios también pueden aprovechar los residuos urbanos para transformarlos en energía. Por cada Mw de biogás, se puede satisfacer el consumo de 6000 habitantes.