(COLSECOR) El nacimiento de una nueva entidad, en La Pampa, para prestar servicios esenciales pone de relieve la trascendencia del sector en las comunidades medianas y pequeñas del país.
En agosto se cumplirán 95 años de la creación de la primera cooperativa eléctrica del país, nacida en Punta Alta (Buenos Aires), y seguramente al recordar a la entidad fundante del sector cooperativo eléctrico del país, el dato de la reciente cooperativa pampeana no pasará desapercibido.
Claramente estamos habituados a que este tipo de cooperativas tengan trayectos o recorridos de varias décadas y la noticia de la fundación de una nueva cooperativa eléctrica es una novedad en todo sentido. El hecho sucede en Santa Isabel, a 300 km de Santa Rosa hacia el noroeste de La Pampa, en el departamento de Chalileo.
Hasta ahora, los cerca de 3.000 habitantes de Santa Isabel tienen energía provista por la empresa provincial APE. Pero apenas dos décadas atrás, la generación era con combustible.
Quien alguna vez pasó por Santa Isabel podrá recordar a esta pequeña comuna como un oasis en la travesía del desértico noroeste pampeano, donde el río Salado deja su impronta. Esta región dominada por médanos y páramos salitrosos fue hace apenas medio siglo una zona de campos fértiles. El histórico conflicto por el río Atuel con la provincia de Mendoza explica la transmutación de oasis a desierto.
Según publicó el diario La Arena, la Cooperativa de Obras, Servicios Públicos y Sociales del Oeste Profundo fue creada el pasado 23 de diciembre y están a la espera de la aprobación y obtención de la matrícula por parte del Inaes para hacerse cargo de la concesión del servicio hoy en manos de la provincia.
La entidad sería la número 33 en su tipo en La Pampa, donde casi la totalidad de la prestación de los servicios energéticos está en manos de cooperativas.
La idea latente
El grupo de ciudadanos que lidera el exintendente de Santa Isabel, José Luis Rodríguez, concretó lo que hace 14 años fue un intento: que una cooperativa brinde servicios en Santa Isabel y otras tres comunas del oeste profundo.
“Lo primero es afianzar este comienzo, que la cooperativa nazca bien y que pueda ir consolidándose”, dijo Rodríguez a La Arena al confirmar la noticia, agregando que “también apuntamos a los servicios sociales y, en el futuro, sumarnos a Empatel para a ser parte de las telecomunicaciones”. Las otras poblaciones donde que se pretenden llegar con energía cooperativa son Algarrobo del Águila, La Humada y Chos Malal, este último paraje está a 200 km de Santa Isabel.
En 2006, cuando ya se pensó en impulsar esta cooperativa, la línea de alta tensión que hoy para por Algarrobo del Águila estaba en planes. “Todavía se generaba aquí (Santa Isabel), con combustible, y el tendido de líneas urbanas no era bueno, nos aconsejaron esperar”, recuerda Rodríguez.
Con las obras que posteriormente realizó la APE y el mejoramiento de las líneas locales, el proyecto de la cooperativa volvió a tomar cuerpo. Rodríguez lo incluyó en su plataforma en 2019, pero el candidato a intendente perdió la elección.
“Uno ve el apoyo que las cooperativas tienen del gobierno, la alianza que están armando. Y también nos empujó lo de Empatel, nos parece que Santa Isabel y la zona deben participar y no quedarse viendo cómo pasa la carroza”, explicó Rodríguez al diario pampeano.
Asamblea constitutiva
En los últimos días de 2020, los socios y socias realizaron el acto fundacional de la Cooperativa de Obras, Servicios Públicos y Sociales del Oeste Profundo presidida por Alejandrino Galdame, también un exintendente de Santa Isabel.
El artículo 5 del estatuto social, en consideración del Inaes, describe una amplia gama de servicios a ofrecer en el futuro. El inicial, la energía eléctrica urbana y rural, agua potable, corriente o envasada, servicios de telecomunicaciones (internet, televisión, radio, telefonía básica y móvil), obras públicas como pavimentación y conservación de calles y caminos, servicios sociales, educativos entre otros.
En su artículo 47, el reglamento incluye un texto con perspectiva de género ya que establece que no podrán ser miembros del consejo “los investigados, acusados o condenados por violencia doméstica y de género, los condenados por abusos, violación o delitos contra la integridad física y moral de niños, niñas y adolescentes” hasta pasados los 20 años de su condena.
La nómina del primer consejo se completa con Omar Luis Castro, Santiago Ismael Requejo, Alfonsina Lucrecia Cabal Toledano, Carina Alicia Centeno, Antonio Toledano, Antonio Esteban Echegaray y Alexis Emanuel Hormaeche como titulares y Hugo Becerra, María Celeste Lucero y María Carina Errecoundo como suplentes. Cómo síndicos titular y suplente fueron elegidos Iván Horacio Moralez Rodríguez y Yoana Esther Del Río.