(La Voz) En Córdoba, las cooperativas distribuyen más del 35 por ciento de toda la energía que se consume. A casi un siglo de la fundación de la primera, surgen nuevos desafíos que obligan a reinventarse, aprovechar el avance tecnológico y mejorar la eficiencia en mercados sin rentabilidad.
Las cooperativas de servicios públicos, en su gran mayoría llamadas “Cooperativas Eléctricas”, ocupan casi el 70 por ciento de nuestro territorio nacional, con más de 650 empresas eléctricas. En la provincia de Córdoba son 204, es decir, junto con el distrito más grande de Argentina, que es la provincia de Buenos Aires, superan las 400.
En Córdoba distribuyen algo más del 35 por ciento de toda la energía que consumimos, con cerca de 400.000 hogares y comercios, y algo así como 1.200.000 habitantes.
Estos datos no son menores a la hora de analizar el mercado cordobés y cuánto cuesta distribuir esa energía en cada localidad del interior. Luis Castillo, presidente de la Federación de Cooperativas Eléctricas de la Provincia de Córdoba, (Fecescor), expresó: “Si sólo distribuyen el 30 por ciento con una infraestructura para dar servicio al 70 por ciento, con el 100 por ciento de líneas rurales y urbanas propias en las zonas de mayor dispersión, es fácil llegar a la conclusión de lo difícil que resulta para la gran mayoría de las cooperativas prestar este servicio. Es por ello, que el sector privado no está presente en ninguna de las pequeñas localidades del interior”.
En este contexto, y ante las necesidades, las cooperativas se fueron desarrollando en manos de sus propios dueños, “los asociados”, quienes aportaron el capital necesario para poder auto otorgarse un servicio esencial como la energía eléctrica, sin la cual la gran mayoría de las poblaciones seguramente hubiera tenido un desarrollo diferente al actual. Por ello es que se crearon estas 204 asociaciones de usuarios y no solo se hicieron cargo del servicio eléctrico, también de todos aquellos otros que no son rentables para la actividad privada.
A casi un siglo de la fundación de la primera cooperativa, afrontamos nuevos desafíos que obligarán reinventarse a estas pequeñas empresas de capital social, aprovechar el avance tecnológico que les permitirá mejorar sus niveles de eficiencia en mercados sin rentabilidad.
Un futuro conjunto y de crecimiento
No obstante, cabe destacar, que para que más del 50 por ciento pueda hacer frente a las demandas de las inversiones necesarias – y cumplir con las normativas para prestar un servicio que debe ser universal, seguro y eficiente-, es necesario crear las herramientas que lo posibiliten. Deben coexistir decisiones políticas que acompañen el proceso de cambio. Una de ellas, puede ser el nuevo marco regulatorio propuesto. Tener una única tarifa en toda la provincia y un fondo compensador, posibilitará que las cooperativas más pequeñas -que son la mayoría en nuestra provincia-, puedan seguir prestando estos servicios.
“Las federaciones que nuclean a más del 90 por ciento de estas cooperativas, están abocadas a lograr estas herramientas y participan en un diálogo abierto y sincero con el Gobierno de la provincia y los respectivos ministerios”, aseveró Castillo. Además, agregó: “Demandamos las políticas de Estado que consideramos necesarias para poder afrontar los nuevos desafíos que se nos presentan, en beneficio de los habitantes de nuestros pueblos del interior. Como así también, apelamos a nuestras entidades asociadas, ya que para afrontar esos desafíos hay que adaptarse a nuevas herramientas organizacionales, sistemas estandarizados de gestión, analizar nuevos mercados, inversiones y posibles fusiones, sin que esto signifique cerrar una cooperativa, sino que sea para potenciar su accionar en pos del beneficio comunitario. Debemos comprender que si todos trabajamos en una dirección y somos abiertos a los cambios, podemos enfocar nuestra estrategia en ser competitivos y buscar otros mercados que nos permitan generar excedentes para alcanzar un crecimiento sostenible”.
Para ello, es necesario cooperar en forma estructurada entre cooperativas y resulta indispensable ser parte de un sistema de asociación federativa, que permita planificar el futuro como una gran empresa, con sistemas estandarizados de planificación, gestión y control. Son fundamentales la capacitación y el entrenamiento de los equipos de trabajo, el respaldo soporte y la asesoría profesional, con dirigentes con visión empresarial consustanciados con los principios cooperativos.
“Considero, asimismo, que se debe abrir un debate con las organizaciones sindicales con el objetivo de planificar eficientemente el futuro y gestionar en beneficio de nuestros trabajadores, realizando todas las modificaciones que los nuevos tiempos demandan, cuando el gran desafío es la conservación de las fuentes de trabajo”, manifestó el presidente de Fecescor.
Si somos capaces de trabajar en esa dirección y abiertos a los cambios, seguro que tendremos éxito y un futuro de crecimiento. De no ser así, hay un refrán que señala: “El que no quiere cambiar, también va a perder lo que quiere conservar”.