Edesur fue la primera eléctrica en defaultear una deuda con Cammesa. Lo hizo días atrás aduciendo que el gobierno porteño no le pagaba la diferencia por los subsidios que le quitó la Nación. Incumplió con un pago de 31 millones de pesos de provisión de energía a la mayorista. Antes lo había hecho la platense Edelap que terminó negociando un plan de pagos.
La jugada fue largamente anunciada. Sin aumento de tarifas, las distribuidoras no pueden dejar de realizar las inversiones mínimas porque los usuarios lanzarían feroces protestas que el gobierno podría aprovechar para sacarles la concesión. Tampoco pueden no conceder aumentos de sueldos porque el gremio paralizaría la compañía con los mismos efectos. Sólo quedó la opción de dejar de pagarle a Cammesa, que a lo sumo les hará juicios que duran años.
A pesar de los pedidos de aumento y de las amenazas de paros, el propio titular del sindicato de Luz y Fuerza, Oscar Lescano, había admitido a La Política Online que la postura de las firmas era cierta. «La verdad es que de alguna forma tienen razón, porque hace ocho años tienen congeladas las tarifas. Lo que está claro es que esta política de subsidios no funcionó, fue un fracaso», dijo.
Al 15 de este mes, según las planillas de Cammesa, a las que pudo acceder LPO, otras distribuidoras adeudaban más de 205 millones de pesos. Encabeza la lista la mendocina Edemsa, controlada por el grupo Andes Energía, de los empresarios Daniel Vila y José Luis Manzano, con 52,3 millones. La sigue Depec, la de Corrientes, con 38 millones, señala una nota de La Nación.
En ese marco delicadísimo se encuentra también Edenor. Hasta ahora como no hay recursos para garantizar un cierre de las paritarias se está pagando un aumento de suma fija de 2.000 pesos no remunerativos, con los fondos que reciben por una vieja deuda de la Nación a la campañía que administra Mindlin. Pero esos fondos se agotarían en junio.
Se trata de consumos de luz en villas que el Estado asumió y nunca pagó. Ese dinero es el que ahora están utilizando para alargar la negociación salarial. Con esos fondos se pagó en abril y mayo las sumas no remunerativas, pero en junio se termina de pagar la deuda. Ese grifo se cierra para La compañía no esta en condiciones de dar no ya el 30 por ciento de aumento que pide Oscar Lezcano, sino ni un peso más del que paga actualmente.
Edenor pierde unos 50 millones por mes, pero el gobierno con su idea que grupos como el de Mindlin están articulados verticalmente, pretende que financie a la distribuidora con las utilidades que tiene en la generación. Sin embargo, las cuentas ya no cerrarían ni en ese esquema.
Por eso, se puso a estudiar el sector Axel Kicillof, en otro avance sobre áreas que históricamente manejó Julio de Vido. En la compañía están contentos que por lo menos algún funcionario «estudie» lo que les ocurre. Y se ilusionan con alguna medida que les devuelva la rentabilidad.