«En los productos que vendemos al mundo, exportamos grandes cantidades de líquido, que se mide con la llamada `huella hídrica’ «, comentó el director del Centro de Investigación de Recursos Naturales, Roberto Casas.

«El suelo es un recurso valioso y resulta necesario reflexionar sobre la importancia del agua como insumo estratégico para la producción y la alimentación de una población mundial que demanda alimentos de mayor calidad y cantidad», añadió.

En granos, por ejemplo, nuestro país vende grandes cantidades de agua virtual: casi 46.000 millones de metros cúbicos. Las explotaciones agrícolas y ganaderas son las principales consumidoras del recurso.

Otro dato: desde la obtención de la materia prima hasta la industrialización, fabricar una camiseta de algodón de 500 gramos requiere de 4.000 litros de agua. El caso, entre muchos posibles, pasaría inadvertido si no fuera que apenas el 0,5% del agua del planeta es dulce.

En ese marco, Alberto Quiroga, técnico del INTA Anguil (La Pampa), presentó líneas de trabajo sobre «huella hídrica», indicador del empleo de agua dulce que no sólo representa el uso directo del consumidor o el productor. También alude a su empleo indirecto en los diferentes procesos que atraviesa un producto desde el campo hasta la góndola.

Evaluaciones en las planicies medanosas del este pampeano muestran que el costo hídrico de producir un kilo de carne puede variar entre 10 y 40 mil litros de agua.