Esta semana, el gobierno empezará a delinear el esquema de negocios para hacerse cargo de la prestación del servicio de telefonía celular, luego de que el Estado anunciara que se quedará con el 20% de las frecuencias que pertenecían a la vieja Movicom-Bellsouth. El secretario de Comunicaciones, Lisandro Salas, y directivos de la estatal Arsat recibirán a los primeros interesados en asociarse al plan oficial, para operar a nivel minorista, dado que en siete días, según aseveró el ministro de Planificación, Julio De Vido, debe estar listo el esquema de trabajo. En el grupo que recibirán los funcionarios hay pymes, pero sobre todo cooperativas, que aseguraron a Tiempo Argentino que «ya somos parte del negocio», y tienen experiencia para llevar el servicio al interior el país, Capital y el Conurbano Bonaerense. El arma que esgrimen estas empresas para seducir al gobierno es más que interesante: en reuniones previas, manifestaron que pueden bajar los precios y equilibrar la competencia en el mercado, hoy encabezado por Movistar, Personal, Claro y, en menor medida, Nextel.
Uno de los hombres fuertes de las cooperativas es Antonio Roncoroni, presidente de la Federación de Cooperativas del Sur (Fecosur), el único grupo de empresas que hace dos años lanzó, bajo la marca Nuestro, el primer y único servicio de celulares cooperativos del país. «Estaremos dentro del plan de negocios del gobierno», dijo Roncoroni a Tiempo Argentino y pidió que «las cooperativas de todo el país se junten para participar». Nuestro opera hoy en 52 ciudades del país, con 29 mil líneas. Con un servicio por ahora prepago, ofrece una tarifa un 25% más barata que la competencia, en la Costa Atlántica, Córdoba, Buenos Aires, Jujuy, Neuquén, Río Negro y Santa Cruz.
Con respecto a los precios, el empresario consideró que «no sé si van a bajar pero, como mínimo, no van a subir». El punto es clave, ya que uno de los intereses oficiales con este desembarco del Estado como cuarto operador nacional de celulares es lograr una banda de precios razonable, en uno de los pocos rubros de los servicios públicos que aún operan con tarifas no reguladas. Si bien el Estado –salvo que se apruebe una ley en el Congreso– no puede regular tarifas, sí puede establecer precios a la baja poniendo competencia con valores bajos.
Otro de los que estará presente en la reunión con Salas y Arsat es Osvaldo Petrilli, presidente de la federación Fecotel, que hace más de 50 años presta servicio de telefonía fija en 330 localidades y para más de 600 usuarios. «Estamos prestando desde el momento mismo en que ni Entel se interesaba en traer el servicio», dijo Petrilli a este diario, y se puso en carrera para dar telefonía móvil. «Fecotel tiene red de última milla y le pagamos ‘peaje’ a Telecom por el transporte de las llamadas a través de las redes.»
«Queremos igualdad de posibilidades para competir. Queremos ser referencia en tarifas, llegar y cobrar menos que el resto», explicó Petrilli y especificó que su entidad está en condiciones de prestar servicio en Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires, Jujuy, Formosa, Chubut, Río Negro y Bariloche, lugares en los que ya comercializa telefonía fija.
Cabe destacar que el Estado maneja además un listado de pymes de telefonía e Internet que podrían prestar el servicio, algunas de las cuales hoy dan el servicio a nivel mayorista. En la misma línea, y teniendo en cuenta que el Estado se hizo de las frecuencias dando de baja una licitación en la que participaban las grandes telefónicas privadas, el rol de los grandes players en el plan oficial no será en el segmento de prestación, sino que tendría que ver con el alquiler de redes. «
Se usa más tecnología de punta
Con el espectro que manejará, el Estado ingresa a la telefonía en el momento más atractivo del negocio, justo en el auge de las redes de tercera y cuarta generación. De hecho, hoy se venden proporcionalmente más teléfonos de los denominados «inteligentes» o «smart» que los convencionales, lo que predispone a la red para transportar voz, sobre datos y otros contenidos.
Un estudio de la consultora Carrier & Asociados asegura que tan sólo en 2011 los smart crecieron un 113% en unidades y representaron prácticamente uno de cada cuatro celulares vendidos ese año. A esto hay que sumarle los «social-phones», ultratecnológicos que no llegan a ser smartphones. Este segmento creció en 2011 un 156%, representando además el 33% de todos los celulares vendidos, o sea, uno de cada tres.