Por Patricio Eleisegui. Viene a ser una réplica casi exacta de lo que viene sucediendo en el sector de la electricidad. Para varios analistas es un desenlace casi anunciado, producto de tantos años de tarifas congeladas y, a juzgar por los resultados, de subsidios que no fueron la solución.
Otros hacen referencia al «lado b» del boom consumista. Es que para favorecerlo se buscó anclar al dólar y a las tarifas, para que así los argentinos tengan más billetera para gastar.
Lo cierto es que las principales transportadoras y distribuidoras de gas de la Argentina enfrentan en estos tiempos su momento más crítico de la era K.
Sucede que, como nunca antes desde la reestructuración de los ´90, las compañías de este último segmento fueron ingresando, una a una, en cesación de pagos.
Y esto genera una suerte de «efecto dominó», que afecta cada vez más a toda la cadena del servicio.
Los factores que ya empujaron a Metrogas y a otras firmas a suspender el abono en término a sus proveedores de combustible y de transporte son idénticos a los que hoy complican a las eléctricas.
Esto es, tarifas prácticamente congeladas desde 2003, un aumento de la mano de obra superior al 200% en los últimos 9 años, la ausencia de financiamiento externo, e incrementos de los costos operativos.
La combinación de estos factores golpea de lleno el negocio no sólo de la mencionada Metrogas, sino también de las compañías que transportan el combustible, como TGN y TGS, encargadas de llevarlo desde los yacimientos hasta las redes de las distribuidoras, y a proveedoras como Gas Natural BAN, Gas NEA, Camuzzi Gas Pampeana, Ecogas y Gasnor, entre otras tantas.
Las mayores complicaciones han derivado en un cuadro de situación en el que se evalúan desde intervenciones por parte del Estado en aquellas compañías que lucen más complicadas hasta la directa estatización de firmas que hoy operan en default.
Pese a los intentos oficiales por restarle dramatismo al contexto, lo cierto es que no faltan las entidades que ya dejaron al descubierto el deterioro patrimonial del que hoy son presas las energéticas.
Un informe del Instituto Argentino de la Energía General Mosconi (IAE) da cuenta de la situación. Señala que prácticamente la totalidad de las firmas de gas presentan, en lo que va de 2012, pérdidas superiores a las del año anterior, que también cerró con resultado negativo.
«Este desequilibrio económico financiero es producto de tarifas que han tenido a lo sumo renegociaciones parciales, que no permitieron que los ingresos de las empresas puedan absorber los incrementos de costos originados por la tasa de inflación real», remarca el documento.
Para especialistas como Alieto Guadagni, ex secretario de Energía de la Nación, a las mayores erogaciones para la operatividad hay que sumarle el incremento en el consumo de gas (barato), «que hace que las empresas operen más con menores márgenes».
«Pese a que más del 44% de la población, según datos del último censo, no tiene gas en el hogar, subió mucho el consumo en detrimento de la producción», comentó a iProfesional.com.
Guadagni hizo referencia también a un aspecto que suele pasar desapercibido, como la gran cantidad de autos que hoy funcionan a GNC -que agravan la situación- y que hace unos años no se veían.
«Los mayores costos y precios perimidos hacen que las empresas no sólo no puedan extender las redes sino que, además, realicen las inversiones mínimas para mantener la operatividad», destacó.
Metrogas, un caso testigo
Al momento de abordar los nombres de las empresas más complicadas financieramente, la mencionada Metrogas aparece como el caso más emblemático por tratarse de la mayor distribuidora de la Argentina.
A fines del mes pasado, la firma confirmó en un comunicado a la Comisión Nacional de Valores (CNV) su decisión de interrumpir los pagos a sus proveedores.
«La Sociedad actualmente no cuenta con fondos suficientes para hacer frente al pago de ciertas obligaciones comerciales», señalaba el texto divulgado.
Para salir del paso, la compañía planteó saldar la deuda con proveedores de gas y transporte en dos cuotas.
Metrogas registró en el primer semestre del año una pérdida neta de $55 millones. Es decir, un 214% más abultada que la de igual período de 2011.
En junio pasado sus acreedores acordaron aceptar la propuesta de reestructuración en el marco del concurso preventivo de la empresa.
En virtud del difícil panorama, recientemente el Gobierno optó por prorrogar nuevamente la intervención sobre la proveedora (ya prorrogada en varias oportunidades).
British Gas es dueña del 54% de Gas Argentino, sociedad que controla el 70% de la distribuidora Metrogas y en la que también es socia YPF Inversora (45%), controlada por la petrolera argentina YPF.
La compañía presta servicio a más de 2 millones de clientes en Buenos Aires y en el sur y este metropolitano que rodea a la Capital Federal.
La cadena se resiente
Como es de prever, las complicaciones de Metrogas traen aparejadas un paquete de consecuencias para el resto de los actores que integran la cadena que culmina en la proveedora.
La compañía tiene previsto comenzar a pagarle la mitad de la factura a TGN, encargada de transportar el gas en las zonas norte y centro del país ($1 millón en lugar de $ 2 millones).
Precisamente TGN durante la última semana se convirtió en la segunda gasífera en iniciar un juicio contra el Gobierno por los precios «quietos».
La compañía, perteneciente al grupo Techint, remitió el miércoles pasado un comunicado a la Bolsa de Comercio en el cual explicó que entablaba la demanda judicial «en defensa del interés social».
Y fue más allá al sostener que su idea era «obtener la reparación de los daños experimentados a partir del 1° de enero de 2006 como consecuencia de la pesificación de sus tarifas dispuestas en la ley 25.561 y el subsiguiente congelamiento tarifario».
La situación no es muy distinta para su «colega» TGS, que se ocupa del transporte en el sur y el centro de la Argentina. Es que Metrogas le compra sus servicios por unos $18 millones mensuales.
«Nos dijeron que las facturas que nos estaban pagando a 30 días las van a empezar a cancelar a 60, y las de 60 a 90», comentó el gerente comercial de una productora de gas.
«Estamos evaluando empezar a cobrar intereses sobre los pagos atrasados, pero el gas lo seguiremos enviando porque se trata de un servicio público que no puede ser interrumpido», agregó.
Gas Natural BAN, otra complicada
Otra de las complicadas en el negocio de la distribución es Gas Natural BAN.
Por falta de caja, la firma acordó con los productores a los que les compra el fluido -entre ellos figuran YPF, Total y Pan American Energy (PAE)- que no pagaría la factura de gas entre junio y agosto.
Hasta la expropiación de YPF a Repsol, la empresa de capitales españoles y argentinos (en 2008, el grupo Chemo de la familia Sigman compró un 20% del paquete accionario) se financiaba con préstamos a corto plazo de bancos locales.
Pero, a partir de la nacionalización, a la distribuidora se le cerraron las puertas para solventar su déficit operativo con financiamiento bancario, confirmaron a este medio desde dos empresas gasíferas.
Más firmas en problemas
Además de las compañías ya mencionadas, Ecogas, Gasnor y Distribuidora Gas del Centro, entre otras, también enfrentan problemas de caja.
En principio, esto derivó en que las facturas con los productores pasen a cancelarse con demoras de hasta 90 días.
En estos momentos, además de Metrogas, Gas NEA -con operaciones en Entre Ríos, Chaco, Formosa, Misiones y Corrientes- es la que atraviesa una situación límite.
La firma entró en concurso preventivo en julio y desde octubre del año pasado no puede cancelar las facturas que le envían los productores.
«En septiembre empezó a pagar algunas boletas tras iniciar el concurso, pero su panorama es complicadísimo», advierten desde el sector.
Camuzzi Gas Pampeana -que opera en La Pampa y en el interior de Buenos Aires- es otra de las distribuidoras que afronta serios inconvenientes financieros.
La firma tuvo un quebranto de $30,5 millones en el primer semestre y ya comenzó a demorar los pagos a proveedores como TGS, TGN e YPF.
Ya en el mes de julio notificó a la Comisión Nacional de Valores (CNV) que estaba atravesando «una situación financiera delicada».
«La falta de ajuste en la tarifa -que no se ha modificado desde el año 1999- sumado al permanente incremento en los costos de explotación -que hasta el momento han sido absorbidos por la Sociedad- han colocado a la compañía en una situación financiera delicada», detalló la propia empresa.
Ajustar tarifas, ¿alcanza?
Todo hace suponer que un ajuste en las tarifas -que es lo que tanto reclaman las firmas- serviría para ordenar las finanzas de muchas de las empresas del sector.
Sin embargo, en diálogo con iProfesional.com, Alieto Guadagni puso objeciones al resultado final que originaría una medida de esta naturaleza.
A esta altura, «subir un poco las tarifas puede que no ayude demasiado. Es que se está muy lejos de los niveles adecuados. Basta observar los precios de otros países de la región», señaló.
Para sostener este argumento, Guadagni precisó que «en Brasil el gas domiciliario cuesta hasta 27 veces más que lo que se paga en la Argentina. Y, en el caso de Chile, los valores son 20 veces superiores a los del mercado local».
El experto profundizó: «Chile es netamente importador, pero Argentina también lo es desde hace un buen tiempo. A nivel local, la caída de reservas de gas es histórica».
En su visión, «se ha desalentado la producción local y terminó favoreciendo la importación, producto de tarifas que no se condicen con la fuerte suba de costos acumulada. Esto explica la situación extrema que atraviesan las compañías de gas».
El ex secretario de Energía de la Nación se muestra muy escéptico sobre el devenir del sector, aun cuando se avance en retocar los precios.
«Para revertir este difícil panorama las empresas requieren de aspectos básicos de los que hoy se carecen: credibilidad jurídica y previsibilidad tributaria. Hoy las reglas de juego no son claras y las firmas no saben qué es lo que se viene. Por ende, todo hace prever que la situación del sector seguirá empeorando», concluyó Guadagni.