La lucha por la posesión del agua será cada vez mayor en el mundo si no se aplican medidas para usarla de modo eficiente, señalaron este miércoles expertos durante un foro continental que sesionó en Campana, 62 km al norte de Buenos Aires.
«En distintos foros se analiza como una posibilidad que si existiese una tercera guerra mundial sería por el agua», dijo a la AFP el español Joan Girona, ingeniero agrícola y profesor en la Universidad de Lleida.
«Enfrentamos el desafío de producir más alimentos para más población, pero con menos agua», advirtió Girona.
Si la población mundial crece hasta 9.000 millones en 2050, como se estima, «habrá que usar más agua, entre un 56% y 128% (más) de la que disponemos ahora», dijo en el marco del foro del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) en la ciudad de Campana.
«Si somos capaces de hacer más eficiente el uso del agua, la crisis no sucederá. Si seguimos en la dirección actual la lucha será mayor día a día», agregó.
Ocurre que para la elaboración de alimentos es indispensable la utilización del agua y en una medida que sorprende, explica este experto..
Para cultivar una manzana, por ejemplo, hacen falta 70 litros de agua, que incluyen el riego.
Para hacer una taza de café, se necesitan 140 litros, entre el agua para cultivo, cosecha, transporte y preparación, hasta la que se usa en la fabricación de la tasa en que se bebe.
Si se evita el despilfarro y se aplican tecnologías de riego, sólo en el caso de la manzana «el uso de agua bajaría a 17 litros», según Girona.
«Si estamos exportando alimentos, dentro de ellos está el agua. Hacer una tonelada de cereales consume 1.500 m3 de agua», dijo a la AFP Gertjan Beekman, un ingeniero civil nacido en Holanda pero que vive en Brasil desde niño.
Una persona bebe de 2 a 4 litros de agua por día pero se necesitan de 2.000 a 5.000 litros para producir sus alimentos diarios, según la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO), presente con su delegado en el foro.
Se le recuerda a Beekman que por los territorios de Brasil, Paraguay, Uruguay y Argentina corre el acuífero guaraní, una de las mayores reservas de agua dulce del mundo.
«No vendrán aquí (de otras latitudes) por nuestra agua sino por el alimento que contiene el agua», responde Beekman.
Despilfarro de agua y alimentos
Los retos que revelan Girona y Beekman son analizados por expertos y ministros de agricultura de 34 países de América en un lujoso hotel de campo, en un lugar simbólico porque se ubica en la frontera agrícola, donde está por comenzar la cosecha de soja, que representa el 25% de las exportaciones argentinas.
«Deseamos que esta lucha por el agua sea civilizada, con debates y foros. Pero si no se avanza en el manejo eficiente, habrá muchísimas más tensiones. Y cuando comienzan las tensiones nunca se sabe dónde pueden terminar», dice Girona.
La encrucijada es que «no hay suficiente agua para producir los alimentos para satisfacer la demanda», dijo el especialista español.
Además, el cambio climático, a causa de las emisiones de gases de efecto invernadero, provoca sequías e inundaciones.
«Lo acabamos de ver con los desastres meteorológicos en México», comentó Beekman sobre las insuales tormentas que dejaron 130 muertos la semana pasada en ese país latinoamericano.
Claudia Ringler, directora del Instituto Internacional de Investigaciones sobre Políticas Alimentarias, dijo en el foro que «hay una contracción de la zona agrícola en América latina que sufre la deforestación».
Asia, Oceanía y África están también bajo estas amenazas y cerca de 1.600 millones de personas viven en regiones con escasez de agua, según la FAO.
Cada año se despilfarran cerca de 1.300 millones de toneladas de alimentos, de acuerdo a estadísticas del organismo internacional.
El mexicano Víctor Villalobos, reelegido aquí como director del IICA por otros 4 años, también lanzó el alerta, al afirmar que «no será posible asegurar la disponibilidad de alimentos si los sistemas productivos siguen actuando como hasta ahora».