Mediante un mensaje de vídeo emitido el pasado jueves, en el III Festival de la Doctrina Social de la Iglesia, que se celebró en Verona (norte de Italia), el Pontífice apostó por la cooperativa como forma de gestión empresarial y advirtió de que dejar de lado a los jóvenes desempleados supone una «hipoteca» para el futuro.
«La Doctrina Social (de la Iglesia) no tolera que los beneficios sean de quien produce y la cuestión social se deje al Estado y a las acciones de asistencia y voluntariado. Es por esto por lo que la solidaridad es una palabra clave de la Doctrina Social», afirmó Francisco, en una alocución facilitada por la Santa Sede.
«Pero nosotros, en este tiempo, corremos el riesgo de sacarla del diccionario, porque es una palabra incómoda, y también -permitidme- es casi una ´palabrota´. Para la economía y los mercados la solidaridad es casi una palabrota», añadió.
FUENTES DE EMPLEO
El Papa explicó que hace unos meses mantuvo una reunión en El Vaticano con algunos representantes del mundo de las cooperativas, que le explicaron que, para hacer frente a la crisis, habían reducido su margen de beneficio, manteniendo el nivel de empleo, algo que confesó que le consoló.
«El trabajo es demasiado importante. Trabajo y dignidad de la persona caminan al mismo paso. La solidaridad tiene que aplicarse también para garantizar el empleo; la cooperación representa un elemento importante para asegurar la pluralidad de presencias entre los gestores en los mercados», aseveró Francisco.
«Hoy (la cooperativa) es objeto de alguna incomprensión también a nivel europeo, pero creo que no considerar actual esta forma de presencia en el mundo productivo constituye un empobrecimiento que deja espacio a las homologaciones y no promueve las diferencias y la identidad», agregó.
El Pontífice recordó además que cuando tenía 18 años escuchó a su padre dar una conferencia sobre el cooperativismo cristiano y desde entonces, el año 1954, se «entusiasmó» con esta forma de gestión empresarial, que, en su opinión, es el camino hacia una «igualdad en las diferencias», aunque sea «económicamente lenta».
Según Francisco, la doctrina social de la Iglesia católica puede también «orientar a las personas y mantenerlas libres» ante unos mercados en los que «hace falta valor, una reflexión y la fuerza de la fe» para estar dentro y dejarse llevar por el deseo de garantizar la dignidad de la persona y no del «ídolo dinero».
Francisco defiende el aporte de los jóvenes y ancianos
El papa Francisco llamó la atención además sobre los jóvenes y las personas mayores, que «son considerados en la actualidad desechos porque no responden a las lógicas productivas en una visión funcionalista de la sociedad, porque no responden a ningún criterio útil de inversión», según EFE.
«Se dice que son ´pasivos´, no producen, en la economía de mercado no son sujetos de producción. No tenemos que olvidar, sin embargo, que los jóvenes y los ancianos llevan consigo cada uno una gran riqueza: ambos son el futuro de un pueblo», apuntó en el mensaje enviado al III Festival de la Doctrina Social de la Iglesia, el jueves.
«No puede haber un desarrollo auténtico -agregó-, ni un crecimiento armónico de una sociedad si se niega la fuerza de los jóvenes y la memoria de los ancianos. Un pueblo que no cuida de sus jóvenes, de sus ancianos, no tiene futuro».
El Papa se detuvo en concreto en los elevados porcentajes de jóvenes desempleados que se registran ahora en numerosos países, entre ellos muchos de Europa, con tasas de desempleo del 40 por ciento o, incluso más.
«Ésta es una hipoteca, es una hipoteca para el futuro. Si no se resuelve pronto esta cuestión, esto será la certeza de un futuro demasiado débil o un ´no-futuro´», incidió Francisco.