Esta sede del Inaes, ubicada en Belgrano 172 del barrio porteño de Monserrat, tuvo sus sótanos inundados por más de 18 años, hasta que la cartera social trazó un plan de recuperación del edificio y la obra quedó a cargo de cooperativas nucleadas en la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo (CNCT).
Junto a la ministra Kirchner estuvieron el presidente del Inaes, Patricio Griffin; el presidente de Cooperar, Ariel Guarco; el presidente la CNCT, Christian Miño; y el coordinador General y Regional del INAES, Andrés Lablunda.
La funcionaria destacó que «la dignidad es algo que se construye todos los días, y que el movimiento cooperativista haya hecho de la dignidad su centro y eje es un ejemplo para todos los argentinos».
«Lo que hacemos todos los días no es caridad, es ayudar a construir y fortalecer la dignidad de todos, y en eso la experiencia del asociativismo es única y nos pone a todos orgullosos», apuntó.
La ministra recordó que «hace años, la primera vez que entramos a este edificio que tenía los dos sótanos inundados, nos encontramos con miles de ratas y un verdadero reflejo de la Argentina abandonada. Todo lo que se recuperó fue posible por el trabajo de las cooperativas y porque hay un enorme colectivo social que cree en un estado presente».
En tanto, Guarco explicó que «el día de hoy realizamos nuestra quincuagésima asamblea anual ordinaria con la participación de 60 federaciones, este crecimiento es un paso más en un camino que nos acerca a ese objetivo de disputarle palmo a palmo los distintos mercados a esos otros modelos que quieren manejarnos la economía».
«En la nueva mesa de autoridades de Cooperar que elegimos hay una fuerte presencia de las cooperativas del interior, esas que prestan servicios esenciales en todos los rincones de la patria, y también para nosotros es motivo de alegría poder sumar esa representación de las economías regionales», destacó.
Christian Miño, recordó que «en 2003 la gran mayoría de los que recuperamos este edificio no teníamos trabajo ni oficio, y poco nos faltaba para perder la dignidad. Recuperando este edificio aprendimos oficios, recuperamos nuestro trabajo y también toda nuestra dignidad, porque viendo que bien que quedó esta nueva sede del Inaes estamos convencidos de que podemos encarar cualquier trabajo similar».
«Para que este esfuerzo sea posible hubo que saltar un montón de obstáculos, y además de nuestro esfuerzo y voluntad hizo falta el acompañamiento de una gestión nacional que está convencida de que el asociativismo es un camino viable», completó.