Escribe: Leandro Selen – Incluso los porteños pagan tarifas menores, en el caso de la electricidad, las naftas y el gas natural comprimido (GNC), y hasta se dan el lujo de arrojar sus residuos más allá de los límites de su territorio.
En el caso de la energía eléctrica, las centrales hidroeléctricas que se alimentan de las cuencas de los ríos Limay, Neuquén y Negro -que atraviesan las provincias de Nequén y Río Negro- operan para poder abastecer de energía a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Estas son Alicurá, Piedra del Águila, El Chocón, Arroyito. Pichi Picún Leufú y Cerros Colorados.
También los cordobeses aportan lo suyo, a partir de la represa de Embalse, para que los porteños puedan tener luz y electricidad,
Y del mismo modo, los misioneros, con Yacyretá, permiten que haya más cantidad de megavatios para que en Buenos Aires se abastezcan de energía eléctrica,
Pero en el abastecimiento no es donde únicamente, en el caso de la electricidad, los porteños se ven beneficiados por la generosidad de los del interior, sino que también sucede con las tarifas que pagan.
Las dos jurisdicciones con menor tarifa del país son las de Edenor y Edesur, empresas que abastecen de energía al Área Metropolitana de Buenos Aires, constituida por la Capital Federal y los municipios del conurbano bonaerense.
En un trabajo realizado por el gobierno de Mauricio Macri, titulado «El consumo de energía en la Ciudad de Buenos Aires», se destaca que la Capital Federal «tiene el consumo de gas y de energía eléctrica más alto de todas las grandes urbes del país».
Este mismo informe admitió que «los usuarios residenciales de la Ciudad son los que poseen el servicio más barato de energía eléctrica del país (libre de impuestos y subsidios)», y añadió que «los clientes comerciales poseen tarifas moderadas respecto a la de otras grandes ciudades».
Destacó también que, «comparativamente, en Santa Fe el costo se cuadruplica y en Córdoba se triplica», y puntualizó que «por igual nivel de consumo, los usuarios residenciales de la Ciudad pagaron, en 2013, lo mismo que en 2001».
Asimismo precisó que «en noviembre de 2013 una familia tipo destinó el 0,64% de su gasto total en alimentos y servicios del hogar en gas y electricidad».
Por el lado del gas, los porteños lo consumen gracias al fluido que llega desde yacimientos distribuidos en distintas provincias como Tierra del Fuego, Neuquén, Chubut y Mendoza así como de suelo boliviano.
Pero además, el gas viaja por ductos que atraviesan Salta, Jujuy, Tucumán, La Rioja, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, San Luis, La Pampa, Río Negro y Santa Cruz, todas provincias que permiten con generosidad que por su suelos se transporte el fluido que termina abasteciendo las cocinas y las estufas porteñas.
Del mismo modo, los automóviles de la ciudad de Buenos Aires que emplean GNC lo hacen gracias a las provincias que abastecen y a las que permiten que pasen los gasoductos por sus territorios.
En la Capital Federal este combustible puede llegar a pagarse a $ 3 por metro cúbico, precio mucho menor a los $ 4,20 del interior bonaerense, los $ 5,30 que se pagan en Santiago del Estero, ó los $ 5,45 en Salta y Tucumán.
Lo mismo sucede con la nafta que se produce en Mendoza, Salta, provincia de Buenos Aires, Neuquén, Santa Fe y Río Negro, y que los porteños pagan más barato que en el resto del país.
Esta nafta surge de las cuencas de producción petrolera de Neuquén, Mendoza, Chubut, Santa Cruz, Salta, Tierra del Fuego, La Pampa o Río Negro.
Mientras en Capital Federal se paga $ 11,78 el litro de nafta súper; en Santiago del Estero, Tucumán y Catamarca cuesta $ 13 y en Mendoza, $12,20.
En el orden de los residuos, los bonaerenses, especialmente los pobladores de José León Suárez, son lo que con su generosidad permiten que los porteños depositen allí su basura, ya que no cuentan con espacio en su territorio para poder hacerlo.
Actualmente, los desechos son enviados al Complejo Ambiental Norte III, de esa localidad bonaerense integrante del municipio de General San Martín.
Pero no se agota en estos consumos y en el desechos de los residuos, la generosidad del interior del país hacia los porteños, ya que podrían agregarse a la lista los alimentos que, como la carne, la leche, el pan, las frutas y las verduras, provienen de distintos rincones del país, donde existen recursos naturales que posibilitan su elaboración y que viajan a la Capital Federal para estar al alcance de sus habitantes.