(COOPERAR) – Presentes en la vida económica y social del país desde hace más de un siglo, las cooperativas sobrepasaron múltiples períodos de la historia argentina, protagonizaron proyectos de desarrollo nacional y resistieron en soledad a modelos que las pretendían excluir.
Incluso, en tiempos dictatoriales, mantuvieron abiertas sus instancias de participación -sin las cuales no tienen razón de ser- y se convirtieron quizás en el único reservorio democrático en los momentos más oscuros.
Cuando la primera cooperativa moderna de nuestra historia vio la luz, la Argentina no terminaba de conformarse como país y empezaba a prevalecer una clase dirigente que fomentó la inmigración masiva de ultramar para forjar una Nación europeizada y agroexportadora.
La solidaridad, la ayuda mutua y la cooperación pronto emergieron como herramientas para satisfacer las necesidades que la vorágine del crecimiento urbano y el comercio dependiente desatendían.
Algunas de esas iniciativas, como El Hogar Obrero, trascendieron la historia. Aún hoy pervive, a pesar de haber sido casi extinguido por la oleada neoliberal de los años noventa.
Socialistas, radicales, justicialistas y ciudadanos de otras filiaciones partidarias fueron confluyendo a lo largo del siglo XX en la construcción de un movimiento que buscó siempre ser un instrumento de desarrollo en cada comunidad, con base en la auto-organización de los propios vecinos.
En los últimos años, gracias a alianzas estratégicas con otros actores de la economía nacional, como las mutuales, las pymes, los sindicatos, las universidades y el Estado en sus diferentes niveles, las cooperativas pudieron ser protagonistas de la inclusión social y de la recuperación del país tras la crisis que estalló en 2001.
Fue también un período de intensos debates en el seno del movimiento, con avances en la generación de propuestas para mejorar la normativa, la estructura institucional y la articulación de políticas públicas con los respectivos gobiernos.
Ahora, cuando algo más de la mitad de los argentinos eligió un cambio de modelo en la administración nacional, Cooperar busca consolidar junto con las demás organizaciones sectoriales un Acuerdo Programático para iniciar un diálogo con las nuevas autoridades y tratar de garantizar la continuidad de las políticas que abrieron el camino a las cooperativas.
Al mismo tiempo, apuntará a seguir encaminando con los responsables de las distintas instancias gubernamentales aquellas propuestas o reclamos que todavía estén pendientes de resolución.
Es central en este sentido sostener el rumbo de la cooperación para el desarrollo, vínculo que incluso facilitará el trabajo a las autoridades nacionales si su objetivo es un país equitativo, justo y democrático.