(BAE) – Los Juanjo’s Boys son un equipo de profesionales técnicos, algunos con historia en el Estado.
Por Cledis Candelaresi – El ministerio de Energía y Minería que liderará desde hoy Juan José Aranguren tendrá como norte propiciar el imperio de las leyes de mercado en la actividad, pero con cambios graduales e importante presencia estatal en esa transición. El común denominador de los Juanjo’s boys es solvencia técnica y, según declaran por separado, amor por la no discrecionalidad.
Sobre esta base filosófica común, el recorte a los subsidios sobre las tarifas de luz y de gas, y el consiguiente aumento de estos precios, será paulatino. Al igual que el acople de los precios del gas y del petróleo con los del mercado internacional.
Desde esta perspectiva, no puede preverse necesariamente una política despiadada para con los consumidores y de romance con las empresas del rubro, que en el mediano plazo podrían perder el beneficio de algunos planes estímulo como el Gas Plus, que hoy hace que ese carburante se remunere dentro de las fronteras del país más bastante más que afuera. Algo similar a lo que ocurre con el petróleo.
Aranguren, el ex presidente de Shell, intentará reorganizar un área que estuvo más de una década bajo la órbita del hasta ayer ministro de Planificación, Julio de Vido, previsiblemente con criterios antagónicos en muchos puntos.
En las últimas horas aún no se sabía con certeza cuál sería el despacho que intentará ocupar desde esta tarde el flamante funcionario público, pero se especulaba que podría recalar en el octavo piso de Alem 171, donde hoy funciona la secretaría de Energía. Mariana Matranga, la última secretaria del área kirchnerista, fue muy colaboradora con el pase en las reuniones de las últimas horas. Pero eso no bastó para que alguno de los alfiles del ministro ayer se sintieran “entrando en un terreno de tinieblas, a la noche y sin GPS”.
La estructura prevé dos direcciones o subsecretarías clave, con competencia sobre varias áreas y que dependerán directamente del comando máximo. La de Coordinación y Gestión, a cargo de Sebastián Sheimberg, un economista de la Universidad de Buenos Aires, con visión integral afianzada como técnico del estudio del ex secretario de Energía, Daniel Montamat, con firme convicción de que hay que promover la eficiencia, premiando el ahorro de los usuarios y fomentando la competencia entre productores y generadores.
El otro lugar decisivo será el área de Política Tarifaria a cargo de Andrés Chambouleyron, que inició su carrera como economista del Ieral, brazo académico de la Fundación Mediterránea, y hoy comanda su consultora en el rubro Compass Lexecon. Tiene dos convicciones muy firmes. Una es que no hay otra forma que la gradualidad para implementar un cambio tarifario que implicará subas para todos, salvo para cierto segmento vulnerable de la población.
Otra idea fuerza es que “más importante que eliminar los subsidios es recuperar la inversión”. Como descuenta que muchas firmas del rubro (en particular distribuidoras) no son sujetos de crédito por su ajustada situación económica, postula que el Estado y los organismos multilaterales aporten financiamiento, al menos en una transición.
La estructura se completa con cuatro secretarías.
La de Energía Eléctrica, a cargo de Alejandro Sruoga, quien ya ocupó ese puesto durante el gobierno de la Alianza y tuvo responsabilidades en el área en el gobierno de Carlos Menem. Es ingeniero en energía eléctrica y hace trabajos de consultoría adentro y afuera del país. Volverá tranquilo el viernes a ocupar un cargo público: a pesar de sus cuestionamientos al sistema actual, admite que éste funciona y satisface la demanda.
La secretaría de Combustibles estará a cargo del ex gerente de ventas de Pan American Energy, José Luis Sureda. Un hombre que valoriza los hidrocarburos no convencionales -identificados como la joya geológica de la Argentina-pero que considera que la apuesta actual como país no debe descuidar a los otros.
La secretaría de Planeamiento estará a cargo del ingeniero químico Daniel Redondo, actual docente de post grado en Industrialización y Petróleo en el ITBA y ex gerente de Exxon, empresa en la que trabajó durante treinta años. Le preocupa que Argentina consolide su status de importadora neta de combustibles.
La secretaría de Minería será potestad de Daniel Meilán, geólogo e ingeniero en minas que tuvo esa misma responsabilidad hace más de dos décadas (entre 1989 y 1994), bajo la administración menemista. Fue el promotor de la ley para el sector que provocó la envidia de las firmas de otros rubros, porque apañó a la actividad con estímulos como las desgravaciones impositivas y promesa de estabilidad tributaria.
Es partidario de reformular el actual sistema de regalías analizando la situación particular de cada mineral y tiene la idea de que los empresarios argentinos sienten aversión al riesgo, rasgo distintivo de esta explotación.
Con este grupo profesional y técnico, Aranguren inauguraría su gestión al frente de un proyectado ministerio cuya creación jerarquiza un tema crucial para esta coyuntura del país. Las importaciones de combustibles, fundadas en la escasez de gas, son en gran medida causa del déficit de divisas y varias firmas privatizadas del rubro hoy dependen del auxilio estatal no sólo para invertir sino para cubrir sus costos operativos.
Para el mediano plazo, el team de quien fuera titular de Shell hasta julio, tratará de reorientar los subsidios hacia la demanda, limitándolo para quienes realmente lo necesitan. Y revisará los programas de estímulos a la producción y exportación de las empresas, que las premian con un sobreprecio pagado por el Estado. No pocos desafíos.