(El Tiempo) – Un grupo de trabajadores convirtió una fábrica símbolo de empresarios inescrupulosos en un ejemplo a seguir. Luego de innumerosas idas y venidas, lograron la reactivación de la planta.
El 6 de enero se convirtió en un día histórico para Azul. Los trabajadores papeleros, luego de cuatro años de lucha, lograron volver a producir.
Una lucha paciente e incansable cuyo resultado final es solamente de los trabajadores que permanecieron en la planta, pese a las permanentes trabas que tuvieron y que lograron sortear.
La clave: la unión de los trabajadores, lo que en este caso dejo de ser un slogan para convertirse en el motor del cambio y la transformación.
“La clave fue la unión de los trabajadores, el apoyo de nuestras familias y el apoyo de gran parte de la comunidad de Azul, de algunas organizaciones, partidos políticos, la juventud y los medios”, aseguró ayer a este diario Elisén Pereyra, uno de los trabajadores papeleros ya en pleno reactivación de la fábrica y con la pretensión incluso de que puede crecer.
También consideró como otro factor determinante el hecho de que “nunca nos dejamos influenciar y resolvimos nosotros los pasos a seguir”.
Al referirse al peor momento que les tocó vivir, por supuesto hizo referencia al suicidio de Pachi Lara, aunque advirtió que “fue un momento complicado que, a su vez, nos dio fuerzas. Nos puso en el compromiso moral de no abandonar a lucha”.
Puntualizó además que una cuestión positiva de lo que les tocó vivir a ellos y sus familias fue que “han venido muchos a colaborar con nosotros sin banderías políticas, y desinteresamente”.
La planta ubicada en Laprida 250 pasó de ser un símbolo de irresponsabilidad empresaria, para decirlo de una forma diplomática, para convertirse en un ejemplo a seguir.
A lo largo de estos años fueron víctimas de empresarios inescrupulosos, de la falta de decisión política y de algunas trabas judiciales, quizás innecesarias, que lograron sobrepasar gracias al aporte que tuvieron todo este tiempo de los abogados Jorge Moreno y Bruno Santi que fueron algunos de los incondicionales que tuvieron este tiempo.
Comenzaron la lucha 23 trabajadores y terminaron siendo 9. Muchos se jubilaron y un trabajador se enfermó.
Esos cuatro años no estuvieron vacíos y pasaron muchas cosas en distintos ámbitos en que se desarrolló este conflicto: la planta, la justicia y lo político administrativo. Instancias que vale la pena recordar y que fueron reflejas en las páginas de este diario a lo largo de este tiempo.
“No nos vamos a mover de acá”
Una historia que comenzó a escribirse el 23 de enero de 2012 cuando 23 trabajadores de la Papelera tomaron la planta ante los constante incumplimientos de los responsables de la empresa, que los dejaron a la deriva: los ex propietarios Jorge Scabuzzo y Abel Amaya y el apoderado legal Germán Vena.
Dijeron basta después de cuatro meses sin cobrar un solo peso y de la deserción empresaria
Desde esos días se comenzó a exponer la necesidad de poder conformar una cooperativa para poder trabajar y reactivar la fábrica.
En ese momento los trabajadores expresaron a este diario “lo que queremos es trabajar porque vivimos del trabajo. Hasta que no tengamos una solución no nos vamos a mover de acá”. Y cumplieron.
Ya comenzando el mes de febrero de 2012 los papeleros declaraban a este diario “vamos a recurrir a todo lo que sea necesario para poder ponerla en marcha, ya sea como cooperativa, fábrica de autogestión, nos lleve el tiempos que nos lleve”. Y cumplieron, aunque en esa instancia nunca se imaginaron que les llevaría cuatro años de lucha.
Revés judicial, movilización y primer festival
Comenzó entonces una intensa lucha con inmensidad de trabas. La primera fue cuando promediando febrero de 2012 el juez Jorge Di Cataldi rechazó el recurso de amparo presentado por los trabajadores para reactivar la planta que había radicado el Dr. Jorge Moreno.
Siguió con la más difícil de todas las batallas que tuvieron que superar que fue el suicidio de uno de compañeros que tomaron la fábrica: Pachi Lara.
Esto motivo que el martes 14 de febrero de 2012 se realizará la primera movilización donde los trabajadores reclamaron a los poderes Ejecutivo y Judicial por sus fuentes laborales con el acompañamiento de gremios y entidades locales.
“Ahora más que nunca vamos a salir a pelear por nuestros derechos”, fueron las palabras de Elisén Pereyra, el trabajador que mayormente oficio de vocero ante los medios.
También expresó ese día que “tenemos una gran emoción y a la vez con una gran tristeza. Emoción porque vemos que no estamos solos y tristeza porque nos hubiera gustado que estuviera el compañero Lara con nosotros”,
El duro golpe recibido lejos de bajarles los brazos, les dio más fuerza y hoy están los resultados.
Días después hubo un encuentro en Tribunales entre los trabajadores y los dueños de la Papelera y no hubo acuerdo. Al término del mismo Germán Vena, Jorge Scavuzzo y Abel Amaya se retiraron por la puerta lateral del Palacio de Justicia y fueron increpados por los manifestantes. Amaya alcanzo a irse mientras Vena y Scavuzzo fueron ingresados nuevamente por agentes policiales. Un hecho lamentable.
El 2 de febrero de 2012 se realizó el primer festival en apoyo a los trabajadores de la Papelera teniendo como escenario la fábrica bajo la consigna “hoy somos todos papeleros”. Un dato anecdótico: el encargado de conducir el festival fue Hernán Bertellys, que en ese entonces era el secretario municipal de Turismo, Eventos y Fiestas Populares.
“Seguir aguantando”
A lo largo de este lucha, recibieron el apoyo dirigencial local y nacional. En abril de 2012 recibieron la visita del dirigente del PO, Pablo Heller, experto en fábricas recuperadas y en diálogo con este medio aseguró que “en el país hay doscientas empresas que han sido abandonadas por sus dueños y que los trabajadores las hicieron producir” en referencia a la lucha que llevaban adelante los trabajadores locales desde hacía seis meses.
Por septiembre de 2012 los trabajadores de Papelera estaban en la espera para reactivar la planta y luchando por sus fuentes laborales. Puntualmente aguardaban que les otorguen la matrícula para la cooperativa Pachi Lara y así poder realizar la reconexión de los servicios. “La vamos llevando y vamos a seguir aguantando para sacar adelante la fábrica”, expresó Pereyra en ese momento a este diario.
El 2013
El 2013 fue un año más que transcurrió sin que los trabajadores de Papelera puedan reactivar la planta. Eran 13 los operarios que permanecían esperando recuperar sus fuentes laborales conformados en la Cooperativa Pachi Lara. Para eso necesitaban la conexión de gas, gestión que no pudieron lograr ante trámites burocráticos que debían cumplir.
Fue un año que comenzó con un exitoso festival en su apoyo y culminó sin que logren su cometido principal: poder trabajar.
A fines del mes de julio se abrió supuestamente una luz de esperanza para los trabajadores papeleros cuando lograron la conexión de la luz.
La CEAL fue autorizada por el OCEBA a conectar el servicio a la Cooperativa Pachi Lara y les restaba poder conectar el gas para poder reactivar la planta.
Ese año tuvieron que padecer una traba más para poder reactivar la planta que fue el tema de la propiedad de las tierras donde se encuentra la fábrica para regularizar a nombre de la cooperativa y conseguir la conexión de los servicios básicos.
En 2013 el juez Civil y Comercial, Dr. Juan Carlos Tato, dejó sin efecto el contrato con Mancuso, lo que facilitó el trámite para que la Cooperativa Pachi Lara pueda rubricar un contrato de locación con los dueños.
El 10 de julio de 2013 los papeleros se movilizaron a Tribunales para que la Justicia les permita reactivar la planta, mientras continúa el resto de los requerimientos judiciales, El objetivo fue pedirle al Dr. Tato que tenga en cuenta la situación de los trabajadores”.
Tres años de lucha
Ya en 2014, a casi tres años de la toma de la planta e infinidad de idas y venidas, los trabajadores papeleros siguieron luchando para recuperar sus fuentes laborales. Parecía que les falta cada vez menos, pero lamentablemente encontraron más escollos.
Sin embargo, su voluntad y las esperanzas de volver a trabajar los mantenía fuertes y con ganas de seguir en esta lucha cuyo final en ese momento era incierto.
Ese año los trabajadores nucleados en la Cooperativa Pachi Lara no tuvieron la misma suerte que los ex empleados de HM, quienes lograron en algunos meses revertir su situación y ya estaban con la planta reactivada.
En ese momento Pereyra, como vocero del resto de los integrantes de la cooperativa, expresó que la lucha de los trabajadores de la ahora Nueva Sudamtex a ellos los impulsaba a seguir adelante.
Además en ese entonces tuvieron la buena noticia que el municipio de Azul con colaboración del Gobierno Nacional les enviaría materia prima para cuando puedan empezar a trabajar.
Tenían entonces las máquinas preparadas, la planta mantenida, los servicios de electricidad y agua y sólo les falta poder lograr la conexión del gas para lo cual se encontraban arreglando la caldera.
Instancias finales
En 2015 y ya pisando los cuatro años de inactividad de la planta, la falta de conexión de gas seguía retrasando a los integrantes de la Cooperativa “Pachi Lara” para que puedan volver a trabajar y poner en funcionamiento la ex Papelera Azuleña.
“Seguimos igual, con la diferencia que hemos hecho más trámites que otra cosa porque se hizo todo lo de la caldera, se presentó a la OPDS –Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible-, hicimos los trámite para poder habilitar, ya habilitamos, nos inscribimos nosotros e hicimos cursos de foguistas porque nos pidieron cuatro para atender la caldera” , contó Pereyra a este medio en una nota que dio en el mes de octubre dando cuenta de las últimas gestiones que llevaron adelante y que formaron parte del largo camino que estos trabajadores debieron transitar para volver a tener sus fuentes laborales.
Hoy con la fábrica en funcionamiento es fácil hablar, pero es producto de una historia de sudor y lágrimas, siendo esta nota un sucinto resumen, para este grupo de azuleños que los sacó adelante la esperanza y el tesón de su lucha.
“FUE UN MOMENTO COMPLICADO QUE, A SU VEZ, NOS DIO FUERZAS”
De esa forma habló ayer uno de los trabajadores al describir uno de los peores momentos que les tocó vivir.
Esta historia de lucha también y lamentablemente se escribió con sangre. A mediados de febrero de 2012, el año de la toma, se suicidó en instalaciones de la misma planta Cristian “Pachi Para”, quien dio nombre a la cooperativa que conformaron y que hoy logró reactivar la fábrica.
A sus 28 años, Cristian Lara llevaba siete años trabajando como mecánico, manteniendo las máquinas de la fábrica. Estaba casado y tenía cuatro hijos, todos muy pequeños. Cuando comenzó la toma y al no contar con los recursos que los empresarios inescrupulosos nunca pagaron, había retomado su oficio de herrero. En una nota que brindó a este diario los primeros días de febrero de 2012 expresó que no estaba bien por lo sucedido, pero rescataba el hecho de que estaban juntos, que había compañerismo y estaba esperanzado en una salida. Tenía razón, sus compañeros lo lograron y seguramente lo sucedido tuvo mucho que ver con la fuerza que demostraron en todo este tiempo.
LOS PAPELEROS Y EL APOYO MUNICIPAL
El conflicto de los papeleros se desarrolló durante la anterior gestión de José Inza.
El apoyo municipal fue a través de dos canales. Por un lado, un subsidio mensual de 1300 pesos a cada uno de los trabajadores, lo que fue autorizado por el Concejo Deliberante en forma unánime. Lo recibieron por un tiempo y hasta que asumió como secretario de Hacienda Daniel Mujica, cuando resolvieron cortarlo.
También a través del pago de una suma de 65 mil pesos que eran necesarios para destrabar el tema del gas por una deuda que los empresarios habían dejado.
El 27 de abril de 2012 se anunció la noticia que el municipio otorgaría los fondos para que se pueda reconectar el gas.
La secretaría Desarrollo Económico y Trabajo de ese entonces, Alicia Zubiría, acompaña por funcionarios, informó ese día que entregarían a la Cooperativa Pachi Lara los fondos que eran necesarios para la reconexión del gas en la planta, aunque lamentablemente el trámite se demoraría mucho más. Era un adelanto que les estaba pidiendo Gas Meridional para reestablecerles el servicio.
Si se hizo todo lo necesario o no será un análisis que cada uno de los trabajadores hará por lo bajo, aunque es de imaginarse que los plazos podrían haber sido otros con una verdadera decisión política de quien tenía a su cargo los destinos de esta ciudad.