AUMENTA LA LUZ LA PRÓXIMA SEMANA Y LE PONE PRESIÓN A LA INFLACIÓN DE FEBRERO

27 enero 2017

(La Nación) – Desde el 1° de febrero regirán nuevos cuadros tarifarios, con un incremento estimado de 40%, aunque aún no está definido; Edenor y Edesur pidieron alzas de hasta 80%.

 

El objetivo oficial de reducir la inflación chocará el mes próximo con la otra gran meta del Gobierno de Mauricio Macri: achicar los subsidios del Estado a la energía y de esa manera reducir el impacto fiscal de las asistencias al sector privado. Eso se debe a que desde el próximo miércoles aumentará la electricidad en todo el país, y le pondrá más presión al índice de precios al consumidor de febrero que, según los economistas, será mayor al del primer mes del año, entre otras cosas, por los incrementos en ese servicio público.

El Gobierno informó en diciembre del año pasado cuáles eran sus expectativas de aumentos para este año. En una audiencia pública, que se hizo el 14 de diciembre, el secretario de Energía Eléctrica, Alejandro Sruoga, sostuvo que según la alternativa que manejaba el Ministerio de Energía, a cargo de Juan José Aranguren, la factura de un hogar promedio en el Gran Buenos Aires, en torno de los 300 kWh/mes, costaría desde el mes próximo un 36 por ciento más, por lo que llegaría hasta los $ 490 (el año pasado, para quien tenía subsidio, los aumentos rondaron entre el 300 por ciento y el 500 por ciento). Según el funcionario, el 40 por ciento de los usuarios del área metropolitana, que consumen entre 150 y 300 kwh, tendrían subas de $ 110, mientras que los hogares de menor demanda recibirían una boleta $ 30 más cara.

Las empresas hicieron una propuesta distinta. Edenor y Edesur pidieron un aumento promedio por encima del 30 por ciento, aunque con ajustes que en algunos casos superan el 80 por ciento. En ambos casos no incluyen mejoras en los ingresos de la generación y el transporte de energía, dos sectores claves en la conformación de la factura que llega al usuario final y serán contemplados en los aumentos de la semana próxima.

Fuentes oficiales explicaron a LA NACION que la cifra final de aumentos aún no está definida. Eso se debe a que el ENRE, el ente que regula al sector eléctrico, debe dar su opinión definitiva con respecto a los pedidos de cada uno de los actores. Y también talla en la cuestión el jefe de Gabinete, Marcos Peña, dado que Gustavo Lopetegui, uno de los coordinadores de esa cartera, suele revisar con puntillosidad los números finales.

En noviembre, además, podría haber una nueva suba que aumente el denominado precio mayorista de la energía, que reciben las generadoras. Su futuro dependerá de la marcha de la inflación, dado que podría suspenderse si el Gobierno está lejos de su objetivo del 17 por ciento anual.
También las prepagas

Aunque anticipan que faltan precisiones para hacer un cálculo fino, los economistas comenzaron a estimar el impacto de los aumentos de tarifas sobre la inflación del mes próximo, así como del resto del año. Según las estimaciones de Luciano Cohan, de la consultora Elypsis, la incidencia de los aumentos de luz en la inflación del mes próximo será de 0,4 por ciento, algo que junto al incremento de la medicina prepaga (6 por ciento desde el primer día de febrero) empujará la suba de los precios hasta el 2 por ciento en el segundo mes del año, por encima del 1,8 por ciento de enero, cuando el dato más destacado tuvo que ver con la suba de naftas del 8 por ciento. «La gran diferencia de febrero serán los servicios regulados», explicó el economista a LA NACION.

En base a los números que difundió el Gobierno, la consultora Abeceb estimó el impacto de los servicios públicos sobre la inflación en el primer semestre del año. Según cálculos provisorios, las subas de la electricidad, el gas (se aplicará en abril) y el transporte le aportarán 3,3 por ciento al encarecimiento de los precios entre enero y junio, una cifra cercana a la que se acumularía en un bimestre. No parece llamarle excesivamente la atención a Mariano Lamothe, uno de sus economistas. Explica el motivo en pocas palabras: «El año pasado, en la misma época, la inflación por servicios regulados rondó el 15 por ciento», recordó.

Los consumidores que se vuelvan frugales a partir del mes próximo recibirán un premio. Se debe a que quienes ahorren entre 10 y 20 por ciento tendrán una bonificación del 22 por ciento sobre la energía consumida, mientras que quienes reduzcan en más de 20 por ciento su consumo, reducirán 38 por ciento el precio que pagan. En ambos casos, los descuentos se aplicarán sobre los cargos variables de la factura, no sobre los fijos.

Pese a los aumentos de 2016, hoy los usuarios pagan aproximadamente un 30 por ciento de lo que cuesta producir la electricidad. La intención oficial es que esa cifra se estire a fin de año hasta el 50 por ciento. La diferencia, como en los últimos años, la seguirá pagando el Estado a través de subsidios.
Primer gran aumento del año

 

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