«LA MAÑANA» DE CÓRDOBA: TRABAJADORES RELANZAN EL MEDIO COMO COOPERATIVA

21 septiembre 2016

(Notas) – Siguiendo el ejemplo de Tiempo Argentino saldrá desde el próximo lunes como La Nueva Mañana.

 

 

Tras varios meses de conflicto, en junio de este año el diario cerró definitivamente sus puertas dejando decenas de trabajadores en la calle. Ya el año pasado comenzaron a discontinuar el pago de salarios y a comienzos de 2016 directamente se dejaron de pagar anticipando el desenlace que vino unos meses después.

Notas dialogó con Mariana Romito, una de las trabajadoras del diario que ahora integra la cooperativa que -siguiendo el ejemplo de Tiempo Argentino– relanzará el medio de comunicación el próximo lunes bajo el nombre La Nueva Mañana.

– ¿Cuál es el proceso que los llevó a quedarse sin trabajo, es decir al quiebre de la empresa, y luego empezar a pensar en resurgir como una cooperativa?

La Mañana de Córdoba cerró luego de casi 20 años. Nosotros estuvimos desde enero, que se profundizó el conflicto, agotando todas las medidas e instancias para salvar el diario. Pero después de un tiempo, en junio, terminó cerrando por el desmanejo político ya que se terminó convirtiendo en un proyecto político y no periodístico.

Quedaron 61 trabajadores y trabajadoras en la calle. Desde ese momento decidimos recuperar nuestra fuente de laburo, porque era lo único que teníamos en ese momento. Además nos parecía muy injusto entregarles nuestro diario -porque así lo sentimos siempre- y decidimos iniciar la cooperativa. Aún no tenemos la matrícula, pero igual decidimos lanzar la página aunque no podamos facturar.

Este lunes 26 de septiembre hacemos el lanzamiento formal. Vamos a empezar con una edición digital y después la idea es ir al papel por lo menos dos veces por semana.

– Vos planteaste que el diario comenzó su crisis cuando cambió su razón periodística por una razón política ¿Esto implica que pasó a depender exclusivamente de la pauta oficial? ¿Se perdieron lectores?

– Acá en Córdoba había un nicho muy grande que era el que no captaban los medios hegemónicos. Por eso de lectores nunca hubo problema. Pero si pasó que cuando cambió el gobierno nacional se cerraron todos los grifos de la pauta nacional, dijeron que no iban a poner un peso más y como cualquier empresa privada, si no funcionaba tenía que cerrar.

Y así fue. La Mañana de Córdoba se había mantenido muchos años gracias a la pauta nacional y provincial también. Pero esta última no alcanzaba para cubrir toda la masa salarial.

– Es interesante este análisis de que hay un espacio vacante en términos comunicacionales, en relación a la posibilidad de hacer periodismo serio y comprometido. Hay un público para eso, el tema es cómo financiarlo.

– Exactamente. Ese siempre es el problema. Pero hay una expectativa enorme con la vuelta de este diario que nos ha sorprendido a todos los trabajadores.

Comenzamos a comunicar por vía privada el lanzamiento del lunes y se ha generado una movida muy fuerte en Córdoba y otras partes del país. Creo, justamente, que esto pasa porque hacen falta diarios así.

Nosotros nos definimos como un medio crítico e independiente. Queremos incluir todas las voces, sobre todo aquellas a las que muchas veces se les dificulta llegar a los grandes medios. Espacios políticos y sociales que están haciendo un montón de cosas y quizás no tienen visibilidad.

Por supuesto que hacemos un producto político porque la comunicación es un derecho político. Nos definimos de esa manera. Además no somos grandes plumas, somos trabajadores de prensa, seres políticos.

Eso es lo que hoy estamos defendiendo con el lanzamiento de este diario. Es La Nueva Mañana porque también es como un resurgir. Arrancar de cero después de un proceso de muchísimo desgaste.

Desde enero que es cuando empezó la peor parte del diario, cuando se dejaron de pagar los sueldos, tuvimos mucho desgaste. Entonces esto es muy reconfortante: poder largar por fin nuestro diario, más allá de todas las dificultades que tiene.

Armar la cooperativa implica muchos trámites burocráticos. Además es ponerse el chip de un laburo absolutamente colectivo, que una no trabaja para nadie sino para una misma y para todo el grupo.

– Cuando uno tiene un trabajo, cualquiera sea este, siempre tiene una mirada de cómo deberían hacerse las cosas que supera el margen establecido por el patrón. Ahora, en su caso, quedan borrados los límites sobre la línea editorial y también sobre cómo debería ser el medio.

– Por eso digo que es cambiarse el chip completamente. Cuando uno entra al mundo laboral se acostumbra a trabajar para alguien que pone las reglas, la línea editorial y por lo general son las pautas económicas las que marcan esa línea editorial.

Entonces ahora que podemos hacer el diario que queremos nos tenemos que preguntar: “¿Cuál es el diario que queremos?”. Es todo un desafío porque hay una heterogeneidad de personas que no todas piensan o quieren lo mismo.

Así es que nos hemos puesto de acuerdo en grandes preceptos básicos que son la independencia y la crítica; analizar el discurso entre líneas y no quedarnos solamente con la agenda fría del día; poder aportar contenidos propios. Puede sonar muy ambicioso pero es lo que pensamos y de a poquito lo iremos consiguiendo.

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