La jefa de Estado enfervorizada hizo un fuerte llamado de atención a la responsabilidad de dos actores fundamentales: los empresarios y los sindicalistas a los que les pidió mesura. También dio señales muy clara que se va a defender y cuidar el modelo. Admitió que «tenemos el problema que el mundo se está cayendo sobre nosotros. Ese mundo, que durante todos estos años escuché como una cantinela, repetirnos y restregarnos por la cara que era el modelo que teníamos que seguir. Qué afortunados que fuimos los argentinos que quienes tuvieron y tenemos la responsabilidad de conducir el Estado no nos dejamos llevar (por esas prédicas)».

De esta manera, por primera vez desde que se desató la crisis en el mundo, Cristina reconoció que puede haber consecuencias en la Argentina. Estas palabras las dijo durante el acto de entrega de certificados de créditos del Bicentenario donde la mandataria tuvo un mensaje muy severo hacia el sindicalismo.

A los empresarios les pidió que re inviertan sus utilidades. Como contrapartida, les dio una buena noticia. Afirmó que el Estado los ayuda con «subsidios energéticos, exenciones fiscales». Anunció que continuarán con los créditos subsidiados del Bicentenario por un total de 8 mil millones de pesos y anticipó que les van a pedir a «todos que nos presenten sus planes de inversión para seguir manteniendo estos subsidios, estás promociones industriales». Explicó que «estamos en un mundo muy difícil y sabemos que es necesario sostener esa inversión».

En tanto, a los gremialistas les reclamó «sensatez en las demandas que no quiere decir renunciar a los derechos». Si bien la Presidente apeló a la moderación de los reclamos sindicales en materia de incrementos salariales, ratificó que se dejó a un costado la etapa de «sintonía fina» es decir no se continuará con la eliminación de subsidios dado que, para el Gobierno la defensa del mercado interno y el empleo es prioridad. Este escenario, en tanto, no se mejore las perspectivas de crecimiento mundial preanuncia que la inflación continuará elevada.

A lo largo de los 40 minutos de su discurso, la jefa de Estado fue muy dura con los gremialistas. Los acusó de que nunca pagan los platos rotos, pues cuando hay una crisis «los dirigentes se van a sus casas» y agregó sarcásticamente, «que nunca son pobres» para concluir el concepto recordando que siempre son «los trabajadores son los que quedan en la calle». 

Luego desautorizó la lucha sindical al afirmar que «los trabajadores ganaron más dinero producto del modelo macroeconómico que permitió darles beneficios que nunca habían logrado».

«No es mérito de ninguno que haya hecho una huelga más o una huelga menos. Porque, fíjense si solamente haciendo huelgas y o solamente haciendo bloqueos se lograran mejores salarios, bueno denles la receta a los europeos», dijo con sorna.

Reiteró con énfasis este concepto cuando dijo: «No nos engañemos más, estamos mejor porque tuvimos un modelo macroeconómico, sostenido por un Presidente que se llamó Néstor Kirchner y que hemos sosteniendo quienes tuvimos el honor de decidir de seguir siendo Presidenta de la República por el voto popular».

Dio señales claras que un aumento en torno al 21%, que fue el acordado por el gremio de empleados estatales, es razonables rechazadas demandas que excedan estos guarismos. Cabe recordar que la mayoría de los gremios están reclamando subas en torno al 25% o más.

Criticó a los gobernadores que tienen el «sí flojo» y ahora no pueden pagar los sueldos en referencia a Santa Cruz. «Esta carrera alocada de creer que diciendo que si uno tiene el consenso popular y los otros creyendo que el Estado es una vaca inextinguible lo mismo que el sector privado, termino en lo que termino hoy que tienen maravillosos sueldos en los recibos pero no hay dinero para pagarlos», aseveró.

Concluyó su discurso recordando nuevamente que el mundo se cayó encima nuestro: «Así que por favor señores empresarios, por favor señores dirigentes sindicales a poner el hombro a un país que le ha dado mucho a todos, a ponerle el hombro y articular intereses.»