LAS COOPERATIVAS DE SERVICIOS PÚBLICOS Y SU INCIDENCIA COMO AGENTES DE DESARROLLO LOCAL

22 mayo 2013

(Identidad Cooperativa) –   Brindan multiplicidad de servicios, propician la participación democrática de sus asociados y dan respuestas a las necesidades locales. Estos y otros aspectos hacen que las organizaciones cooperativas necesiten ser cada vez más reconocidas como pilares fundamentales del crecimiento de los pueblos.

(Nota de Prensa 038_2013) – Desde 1926, a partir de la fundación de la Cooperativa Eléctrica de Punta Alta (CEPA), con más de 1.600 experiencias de todo el territorio nacional, se ha demostrado que los propios asociados-usuarios pueden organizarse y gestionar las empresas que les brindan tanto servicios públicos, como también servicios sociales, constituidos hoy en servicios esenciales, como: electricidad, agua potable y saneamiento, telecomunicaciones, gas, televisión, ambulancia, sepelios, salud; entre otros muchos, inclusive algunos de carácter cultural o educativo, como: bibliotecas, salas de cine, aulas virtuales, cursos de artes y oficios, etc.; de carácter productivo incentivando las economía local, como apicultura u olivicultura.

Este protagonismo de las cooperativas de electricidad y servicios públicos ha sido reconocido una vez más en el marco del Congreso Argentino de las Cooperativas durante el 2012, Año Internacional de las Cooperativas, cuyo mensaje final sostiene: “Cuando una familia recibe servicios de su cooperativa, cuenta con la potencialidad de una empresa que le es propia, donde puede, junto con sus vecinos, participar de la organización de su territorio, tener voz y voto en el uso de los excedentes económicos generados por la actividad, en la decisión del tipo de tecnología a utilizar y en la evaluación del impacto ambiental de sus inversiones”.

Y agrega: “Los asociados a las cooperativas de servicios esenciales pueden ser protagonistas en la construcción de un hábitat sustentable. Este es el desafío, si existe vocación de protagonismo en democracia, y si los estados comprenden el rol y relevancia de la organización de los usuarios como garantes de desarrollo con responsabilidad social y ambiental”.

Las cooperativas de servicios constituyen, entonces, uno de los pilares fundamentales sobre los que se sustenta el crecimiento económico y social de nuestros pueblos. Y han contribuido no solamente a una prestación de servicios a un precio justo y razonable, sino que también, gracias a la profunda inserción en la comunidad, se han constituido en agentes del desarrollo local.

Los ejemplos sobran y tienen su origen en que los dirigentes advirtieron ya hace tiempo que este modo de vida que es el cooperativismo, era la única posibilidad de permanecer y desarrollar sus vidas como ciudadanos de primera en el interior profundo de la Argentina, en sus pequeñas localidades o pueblos, con las mismas posibilidades de acceso a los bienes y servicios de quienes habitan las grandes urbes. Sin empresas de capital lucrativo y sin Estado presentes, las cooperativas han dado sobradas respuestas a los problemas concretos y cotidianos de las comunidades.

De este modo, han sido las organizaciones de los propios asociados-usuarios las que privilegiando su condición de empresas sociales -que no persiguen fines de lucro, sino que se preocupan por la comunidad- quienes dieron real cumplimiento al séptimo principio cooperativo de “Interés por la comunidad”. Por eso, año tras año en sus asambleas de asociados, aun cuando no haya excedentes para capitalizar, se proponen nuevos servicios para dar repuestas a las necesidades de la población, como por ejemplo el acceso a las nuevas tecnologías de la información (Internet, telefonía móvil, tendido de redes de fibra óptica).

“Es aquí donde las cooperativas se diferencian del resto de las empresas. Es aquí donde lo social adquiere un valor esencial. Es aquí donde las cooperativas se transforman en imprescindibles para el desarrollo de las comunidades de las que forman parte. Y esto es así porque las cooperativas ponen en primer lugar a la persona, en todo el sentido que la palabra involucra, porque ese es el mayor capital con el que cuentan, priorizando siempre su bienestar y desarrollo por sobre las cuestiones que necesariamente deben perseguir las empresas para poder seguir existiendo (esto es obtención de renta), pero que en el caso de las cooperativas se encuentra en un plano de menor trascendencia y siempre orientado al logro de una mejor calidad de vida para todos los habitantes de esas comunidades en que desarrollan su tarea. La inmediatez, la vecindad, el conocimiento que cada cooperativa tiene de sus asociados y del territorio que habita, es lo que suma valor”, sostiene Ariel Guarco, presidente de Fedecoba.

En tiempos de crisis, han sido también las organizaciones cooperativas las que han actuado como verdaderos colchones sociales, sintiéndose parte de un movimiento mucho más grande que ahora llamamos Economía Social y Solidaria. Sobre todo, entendiendo que solamente es posible el desarrollo individual del ser humano (respuesta a sus necesidades), cuando se forma parte del conjunto de una sociedad (pertenencia colectiva-identidad) que cultiva valores y principios democráticos y equitativos.

“Debemos defender, acrecentar y tratar de incidir en los distintos niveles de políticas de estado, para que este modelo de autogestión privada de los servicios públicos, que ha encontrado en las cooperativas altos grados de eficiencia a la vez que privilegia el interés general sobre el interés individual o corporativo, sea cada vez más reconocido. En algunos niveles hemos obtenido un grado de visibilidad aceptable y eso es muy bueno; pero falta mucho camino por recorrer. Desde el seno mismo del movimiento cooperativo sabemos estas verdades y gozamos de sus beneficios a diario, pero este modelo de vida tiene que ser reconocido por todos”, agrega Guarco.

Ese modelo es, aún a riesgo de repetir una consigna que se supone conocida, el que propician las cooperativas de servicios públicos posibilitando que todos los habitantes del territorio nacional, y bajo cualquier circunstancia, tengan acceso a los servicios esenciales. De modo especial, aquellos que viven en zonas geográficas más alejadas o con limitaciones físicas o necesidades sociales insatisfechas. Las cooperativas de servicios públicos promueven entonces la integración de toda la Nación y, a la vez, al ser sus servicios “autoprestados”, garantizan calidad y un precio justo.

Esta misión y razón de ser de las organizaciones cooperativas de base, constituye también la misma misión de Fedecoba, que no es otra que: “Buscar las soluciones, económicas y sociales para tender a que las cooperativas asociadas se transformen en la mejor forma de lograr que todos los habitantes cuenten con los servicios necesarios para la vida digna y puedan gozar del bienestar esperado en comunión y con el aporte de sus propias cooperativas”. Una tarea en la que se trabaja desde hace casi 35 años.

Prensa y Comunicación FEDECOBA
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Comentarios para esta entrada (2)

  1. Escribe Alejandro Gil

    Impecable los aportes de Ariel. Como siempre….
    Un orgullo transitar el camino al lado de un hombre que seguramente quedará en la historia del Cooperativismo Argentino, ya que le está dando mucho al movimiento y estoy seguro que tiene mucho más por dar.

  2. Escribe Fabián Tisocco

    Excelente nota. Creo que el hecho que las cooperativas de servicios públicos y fundamentalmente las electricas, hayan tenido y tengan actualmente este protagonismo en el desarrollo de muchas localidades de nuestro país, las transforma en un eslabon crítico de una cadena en la que otros actores han debilitado -por diferentes circunstancias- su rol o protagonismo. Más aún en un momento histórico para nuestra región y para el mundo entero, donde cada vez toman más preponderancia las organizaciones de objeto social y las que trabajan en red con otras organizaciones y junto a las comunidades en que se insertan
    La reacción y anticipación a necesidades concretas de los vecinos ha sido clave en este punto, incorporando servicios que de otra manera sería imposible este prota
    Coincido con las palabras de Ariel Guarco en el sentido de poner a las personas en primer plano y por sobre todos los demas objetivos. Esto es una realidad y también una necesidad para construir ese valor que Ariel menciona. Y ese valor es lo que desde el balance social indicamos como valor agregado cooperativo; es decir la medida del impacto generado sobre las comunidades.
    Este valor agregado de nuestras cooperativas debe ser medido, transparentado y comunicado, para visibilizar con mayor fuerza el caracter transformador que las mismas tienen sobre el territorio y la comunidad toda.
    Lic. Fabián Tisocco

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